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viernes, 20 de junio de 2014

Argentina, Trece años después, nuevamente a unos pasos de la quiebra económica

Argentina, al borde del incumplimiento de pagos
En un artículo centrado en los problemas económicos que atraviesa Argentina, el pasado febrero la edición latinoamericana del prestigioso diario norteamericano Wall Street Journal advertía que el país estaba "al borde de otra turbulencia", tras la contínua devaluación del peso durante el mes de enero y el encarecimiento de los precios.
La nota, titulada "Los argentinos parecen resignados a sufrir una crisis económica por década" y escrita por el corresponsal del diario en Sudamérica, John Lyons, indagaba acerca de la puntual periodicidad de las debacles económicas sufridas por el país en el pasado, y augura un panorama poco esperanzador. "Los menos afortunados ven con impotencia cómo la inflación se traga el valor de sus sueldos, dejándolos sin poder comprar alimentos", aseguran.
La nota se iniciaba diciendo: "Por estos días, una teoría que da que pensar ronda sigilosamente los cafés y los quinchos, los patios techados donde se cocinan y comen los asados: Argentina está destinada a caer en una crisis económica más o menos cada década, y no hay mucho que nadie pueda hacer para evitarlo."Siempre hemos tenido inestabilidad", dice David Gambarín, un corredor inmobiliario de 90 años. "Así somos. Pero es un lindo país"".
Unos meses después la misma se repite la escena, y la presencia de una nueva quiebra está en boca de todos los argentinos, desde Tierra del Fuego hasta Misiones, Salta o Jujuy.
Argentina está al borde de otro incumplimiento. El país sudamericano podría no cumplir con sus próximos pagos de interés que vencen en julio. No hay mucho tiempo, y Argentina se está quedando sin opciones, especialmente después del importante fallo de la corte a principios de esta semana a favor de los acreedores.
El margen de opciones que manejaba la Argentina para resolver el curso de su deuda en cesación de pago se acotó considerablemente luego de que la Corte Suprema de Estados Unidos decidiera rechazar el análisis de la causa que el país mantiene con los fondos buitre.
El golpe de gracia fue la decisión de la justicia de Nueva York de levantar la medida cautelar que impedía el embargo de activos argentinos como forma de cobro de los litigantes. Esta medida acotó los tiempos de respuesta del país y aumentó los riesgos financieros: el próximo 30 de junio el Gobierno pagaría un servicio de interés de unos 300 millones de dólares que, si es retenido, pondría al país en default técnico.
En este punto Argentina sólo tiene un camino: negociar con sus acreedores restantes, entre ellos muchos fondos estadounidenses de protección.
"Me han dicho que el plan está previsto para la próxima semana, a fin de negociar con los holdouts para resolver esta situación", dijo el abogado de Argentina Carmine Boccuzzi a la agencia estatal de noticias Telam. Se espera que funcionarios argentinos viajen a Nueva York la próxima semana para comenzar las conversaciones.
El mercado de valores de Argentina cayó un increíble 10% el lunes, a medida que las preocupaciones por un incumplimiento aumentaban, pero desde entonces ha invertido algunas de esas pérdidas.
¿Cómo llegó la situación hasta este punto? En 2001, Argentina tuvo serios problemas económicos, y el país incurrió en un incumplimiento de 93.000 millones de dólares en deuda.
En los años posteriores, logró convencer a un gran contingente de sus acreedores a que tomaran nuevos bonos que tenían un valor de una fracción de los antiguos. Pero algunos fondos de protección muy pacientes, entre ellos Elliott Management, filial de NML Capital, decidieron esperar a recibir un pago completo (informalmente se les conoce como los "holdouts").
Mientras tanto, Argentina le pagó a sus acreedores más convenientes e ignoró a los holdouts.
En 2012, el juez federal Thomas Griesa, del distrito sur de Nueva York, dictaminó que esto no sería suficiente. Le ordenó a Argentina entregar más de 1.300 millones de dólares a los bonistas rechazados. Argentina apeló, pero la Corte Suprema rechazó escuchar sus argumentos el lunes.
El mercado de valores del país se ha recuperado un poco esta semana y bajó solamente 4% para la semana el miércoles, pero sus bonos no han tenido la misma suerte. Tanto los rendimientos y el costo para asegurar la deuda argentina se han disparado a raíz de la sentencia. Los rendimientos aumentan cuando los precios de los bonos caen.
A principios de la semana, la presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner expresó su insatisfacción con el fallo.
"Creo que debemos distinguir entre qué es una negociación y qué es una extorsión", dijo en un discurso por televisión.
Aquí hay mucho en juego para Argentina. Si Argentina falla, será mucho menos probable que los inversores estadounidenses hagan préstamos a la nación, y necesita el dinero. El crecimiento anual del PIB fue solo del 1,4% el último trimestre, un ritmo lento para una economía de un mercado emergente.
Según Telam, la cantidad que Argentina le tiene que pagar a varios acreedores en julio -tanto a los holdouts como a los acreedores que aceptaron los bonos reestructurados- es el equivalente a más o menos la mitad de las reservas de moneda extranjera de la nación.
Henry Weisburg, un abogado de la firma Shearman & Sterling, especializada en disputas financieras internacionales, ha seguido el caso muy de cerca y cree que los hechos de esta semana marcan el fin de las discusiones de Argentina con la corte y dan paso a otros escenarios.
"Creo que ese periodo está por terminar, y que esto va a volverse una cuestión mucho más política y financiera", dijo Weisburg.
Los 1.300 millones que Argentina debe pagar a los fondos buitres, que litigaron en el juzgado de Thomas Griesa, no son más que la punta del iceberg de los 15.000 millones que reclaman los otros holdouts, pero que aún no iniciaron una acción legal, indica el periódico argentino La Nación.
El último residuo de la suspensión de pagos de diciembre de 2001 -la mayor llevada a cabo por un país en la Historia, representa además un fracaso político para el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que ha reaccionado a la decisión con declaraciones de índice apocalíptico. Según la Casa Rosada, una nueva suspensión de pagos "podría desencadenar una catástrofe económica de severas consecuencias para millones de argentinos".
El mercado, no obstante, cree que aún hay margen para evitar el colapso. Argentina quiere demostrar su "independencia" del capital exterior. Y los fondos que la han llevado a los tribunales quieren dinero, aunque tengan que conformarse con menos de lo que piden. Así que es posible que el Gobierno de Cristina Kirchner negocie con los tenedores de la deuda un acuerdo para pagar, algo en efectivo, algo a plazo y otra parte en nuevo papel, pero que le permita salvar la cara políticamente.

Gráfico de posibles escenarios para Argentina. Captura de la web del periódico La Nación.

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