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domingo, 20 de abril de 2014

Sociedad, ¿Es suficiente el índice PIB para medir el desarrollo económico y social de los países?

IPS
Mapa del Índice de Progreso Social. Los países con colores más oscuros registran un mejor progreso en lo social.
El Índice de Progreso Social mide el nivel al cual los países cubren las necesidades sociales y ambientales de sus ciudadanos. Cincuenta y dos indicadores en las áreas de Necesidades Básicas Humanas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades muestran el desempeño relativo de los países con la intención de elevar la calidad de la discusión acerca de las prioridades nacionales y para guiar las decisiones de inversión social.
El Producto Interno Bruto, una medida del valor de los bienes y servicios que un país produce, es quizás el indicador estadístico más poderoso de la historia y ha tenido una gran influencia en las políticas globales.
La principal crítica al PIB, planteada por nada menos que Bobby Kennedy en 1968, es que "mide todo… excepto lo que hace que la vida valga la pena".
Pero pese a los varios intentos de destronar al PIB, que surgió de la Gran Depresión y de la Segunda Guerra Mundial como un intento por estabilizar las previsiones económicas, el indicador se mantiene como la medida central del éxito de un país.
El Índice de Progreso Social (PSI, por sus siglas en inglés) parte de la base de que a partir de un determinado nivel de ingresos, la conexión entre crecimiento económico y progreso social no es directa y el bienestar de las personas depende de las oportunidades que tengan para desarrollar todo su potencial. Para medir el progreso social define tres dimensiones: "cobertura de necesidades humanas básicas", "fundamentos del bienestar" y "oportunidades".
¿Qué hace que un país tenga éxito, como ha sucedido con Brasil, que hace meses albergó la Jornada Mundial de la Juventud y en junio hará lo propio con la Copa del Mundo de Fútbol, o una ciudad, como ha sucedido con Tokio, no hace excesivo tiempo elegida como sede de los Juegos Olímpicos de 2020? La respuesta tradicional ha sido el crecimiento y desarrollo económico, medido en forma de PIB o renta per cápita, como suelen indicar los frecuentes informes de la ONU, la OCDE o el Banco Mundial.
Pero, frente a esa visión economicista, Michael Porter, Scott Stern y Roberto Artavía Loría, apuntan al "progreso social", noción y medida a partir de la cual han presentado hace pocas fechas un informe mundial sobre los países con mayor progreso social. Suecia, Reino Unido y Suiza encabezan, por este orden, el ranking elaborado por estos profesores dentro del proyecto Social Progress Imperative. 
El informe mide las necesidades vitales de los países, las oportunidades que existen en los territorios y el bienestar general de la nación. España no albergará las Olimpiadas de 2020, y viven bajo la sombra de una aguda crisis económica, pero el país aparece en la décima posición del ranking.
Durante más de 80 años el Producto Interno Bruto (PIB) ha sido la principal herramienta para destacar el éxito de un país, y en muchos casos ha sido determinante para identificar qué tan bueno o malo es el bienestar de los ciudadanos de una nación.
El viernes de la pasada semana un grupo de expertos de distintas disciplinas, entre ellos profesores e investigadores de la Universidad de Oxford, del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la prestidiosa Harvard, presentaron oficialmente los resultados de una nueva medición para conocer de cerca qué tanto bienestar están ofreciendo 132 países del mundo a sus ciudadanos. Se llama Índice de Progreso Social (IPS) y en él, por primera vez, se excluyeron los indicadores económicos para analizar la relación entre el desarrollo económico (medido por ejemplo por el PIB per cápita) y el desarrollo social.
El IPS define al progreso social como la “capacidad de una sociedad para satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos, establecer elementos básicos que permitan a éstos y sus comunidades mejorar y preservar la calidad de sus vidas, así como crear las condiciones para que todos los individuos puedan alcanzar su máximo potencial”, y en este sentido presenta una medición integral y objetiva de tres dimensiones que agrupan 52 indicadores.
Cabe señalar que su objetivo principal es convertirse en una herramienta que provea información estadística desglosada sobre el bienestar social para que aquellos actores encargados de la toma de decisiones, los organismos internacionales de desarrollo, las organizaciones filantrópicas y de la sociedad civil, así como académicos y think tanks puedan enfocar sus esfuerzos en las áreas clave que posibiliten la mejora de la calidad de vida de las personas.
Entre las dimensiones consideradas se encuentran: Necesidades básicas humanas (nutrición y asistencia médica; aire, agua y saneamiento; vivienda; y seguridad personal); los Fundamentos del bienestar (acceso a la educación; acceso a la información y las comunicaciones; salud y bienestar; y sustentabilidad del ecosistema); y Oportunidades (derechos personales; acceso a la educación superior; libertad personal y de elección; y equidad e inclusión.
La primera dimensión analiza el grado en el que la población cuenta con las condiciones más esenciales para la supervivencia, las cuales deben cumplirse para generar un piso mínimo que permita seguir avanzando. La segunda dimensión evalúa el nivel de avance de un país en lo que respecta a la creación de políticas e instituciones que incrementen el bienestar social en un entorno sustentable. Finalmente, la tercera dimensión valora las posibilidades con las que los ciudadanos cuentan para alcanzar su máximo potencial.
Entre los principales hallazgos del análisis realizado se señala que el desarrollo económico es necesario, pero no suficiente para impulsar el progreso social; que el nivel de desarrollo de un país puede encubrir retos y problemáticas sociales y medioambientales; y que el IPS encontró áreas de bajo rendimiento y de éxito en todos los países, sin importar su nivel de ingreso.
En el ranking general, de 2013 Suecia aparecía como el país con mayor progreso social, en tanto que el Reino Unido ocupaba el 2º lugar, seguido de Suiza (3º), Canadá (4º) y Alemania (5º). Los Estados Unidos aparecen en el 6º lugar, superando a Australia (7º), Japón (8º), Francia (9º) y España (10º). En la media tabla se ubican China y Rusia ocupando el lugar 32º y 33º, respectivamente; y en los últimos lugares se ubicaron Ruanda (46º), Mozambique (47º), Uganda (48º), Nigeria (49º) y Etiopía (50º).
Un año después para algunos países la situación ha cambiado considerablemente, y el número de países analizados en la nueva tabla se ha incrementado hasta los 132.

Los 10 países más progresistas en lo social 2014

  • Nueva Zelanda
  • Suiza
  • Islandia
  • Holanda
  • Noruega
  • Suecia
  • Canadá
  • Finlandia
  • Dinamarca
  • Australia
Fuente: Social Progress Imperative

Los 10 países menos progresistas en lo social 2014

  • Nigeria
  • Pakistán
  • Yemen
  • Niger
  • Angola
  • Sudán
  • Guinea
  • Burundi
  • República Centroafricana
  • Chad
Fuente: Social Progress Imperative
Las ventajas del crecimiento del PIB no llegan a todos.
El Índice de Progreso Social (SPI, por sus siglas en inglés: Social Progress Index) que empezó recopilando información de 54 diferentes indicadores de bienestar. En términos generales todos giraban en torno a tres preguntas: ¿Un país satisface las necesidades más esenciales de sus habitantes?, ¿están dadas las bases para que las personas y las comunidades mejoren y mantengan su bienestar?, ¿existen oportunidades para que todos los individuos puedan alcanzar su máximo potencial?, ahora ha incrementado hasta 132 el número de países que conforman su análisis.
El resultado de la parte superior de la tabla no es muy sorprendente.
Todos los países nórdicos ocupan las diez primeras posiciones junto a las democracias liberales como Nueva Zelanda, Australia y Canadá.
El segundo segundo nivel de la tabla es mucho más interesante. Incluye cinco miembros del G7: Alemania, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y Francia.
La fortaleza de Japón, por ejemplo, se encuentra en la satisfacción de las necesidades humanas básicas, pero está por debajo del promedio en bienestar y oportunidades y reporta una baja puntuación en tolerancia e inclusión.
Por el contrario, Estados Unidos ocupa la posición 23 en el mundo en la categoría de necesidades humanas básicas, pero es quinto en el ofrecimiento de oportunidades.
Para ser el país que más gasta en atención médica en el mundo, Estados Unidos no queda bien parado en la categoría de esperanza de vida.
El SPI nos puede mostrar el grado de descontento social pese a la igualdad económica entre dos países, así, por ejemplo, Nueva Zelanda e Italia, que están muy cerca en términos de PIB, están separados por 29 posiciones en la tabla del SPI.

Estás son los lugares que ocupan en el ranking algunos de los países latinoamericanos:
- 25º Costa Rica: 77,75 (16 posición en Fundamentos del Bienestar y 42 en NHB).
- 26º Uruguay: 77,51
- 30º Chile: 76,30
- 38º Panamá: 72,58
- 42º Argentina: 70,59
- 46º Brasil: 69,97 (Sin embargo ocupa la posición 74 en cuanto a la cobertura de las                                                            Necesidades Humanas Básicas).
- 47º Trinidad y Tobago: 69,88
- 50º Ecuador: 68,15
- 52º Colombia: 67,24 (75 en relación a la cobertura de las Necesidades Humanas Básicas).
- 54º México: 66,41 (Posición 72 en Fundamentos del Bienestar).
- 55º Perú: 66,29 ( Posición 79 en Necesidades Humanas Básicas).
- 63º El Salvador: 64,70
- 67º Venezuela: 63,78 (Posición 85 en Necesidades Humanas Básicas).
- 68º República Dominicana: 63,03 (84 en Necesidades Humanas Básicas).
- 71º Bolivia: 62,90
- 72º Paraguay: 62,65 (90 en Necesidades Humanas Básicas).
- 74º Nicaragua: 62,33 (91en Necesidades Humanas Básicas).
- 76º Guatemala: 61,37
- 77º Honduras: 61,28
- 79º Cuba: 61,07 (Posición 103 en Fundamentos del Bienestar).
- 82º Guyana: 60,06 (Posición 101 en Fundamentos del Bienestar. Presenta una puntuación muy baja en “Salud y Bienestar” (120 en el ranking mundial) debido parcialmente a la alta tasa de suicidios del país (30 personas por cada 100,000).
Países como Puerto Rico o Haití no figuran en la lista todavía.



 Sally Osberg, Presidenta y Directora Ejecutiva de la Fundación Skoll manifestó: "Hacer del progreso social un verdadero imperativo significa colocar el progreso de la humanidad y nuestro propio bienestar en igualdad de condiciones con el PIB. El Índice de Progreso Social prioriza y mide lo que importa, capturando información que va desde las necesidades básicas, como salud, hasta las bases y fundamentos de oportunidad como educación y derechos”. Y añadió "El Índice es una herramienta que cambia las reglas de juego, de forma tal a empoderar gobiernos, negocios, emprendedores sociales y otros; para mejorar su capacidad de rendición de cuentas colectiva, para iluminar nuevas oportunidades de inversión y para impulsar nuevas soluciones". 
 Steve Almond, Presidente Ejecutivo de Deloitte Touche Tohmatsu Limited (Deloitte Global), opina: "Para alcanzar el crecimiento sostenible en los negocios y fortalecer la sociedad, se debe considerar tanto el éxito económico como el progreso social”. El mismo añadió: "Deloitte Global y sus firmas asociadas están colaborando con el Social Progress Imperative y otras organizaciones, porque creemos que los negocios juegan un papel muy importante en ayudar a resolver los temas más críticos del mundo y porque el Índice es una herramienta que puede movilizar la acción colectiva de las empresas, el gobierno y la sociedad".
Para Michael Green, director ejecutivo de Social Progress Imperative, la Primavera Árabe demuestra "Claramente que una política basada simplemente en crecimiento económico no funciona para generar armonía social"

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