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domingo, 6 de abril de 2014

Colombia, Crece la alarma por el incremento de ataques con ácido a las mujeres

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, reaccionó con indignación ante los ataques con ácido perpetrados en días recientes contra dos mujeres en la capital, Bogotá y ordenó a la policía que actúe con contundencia contra los agresores y ofreció una recompensa de 75 millones de pesos, unos 38.000 dólares, por información que conduzca a la identificación y captura de los responsables. Ayer viernes, uno de los dos supuestos atacantes fue detenido.
Varias figuras públicas y columnistas se unieron al coro de denuncias contra este tipo de crimen que ha ido en ascenso en los últimos años. Según los datos de Medicina Legal, la cifra de víctimas ya ronda en las 1.000.
Desde hace años, los ataques con ácido contra mujeres se volvieron comunes en Colombia, pero el caso que alertó a las autoridades fue el de Natalia Ponce de León, una sicóloga de 33 años, que sufrió quemaduras en más del 30 por ciento del cuerpo, incluido el rostro, tras ser atacada la semana pasada por su ex novio en la puerta de su casa en un barrio de Bogotá.
Otra mujer, Sorleny Pulgarín, de 23 años, fue atacada el miércoles con ácido en un barrio del sur de Bogotá por una vecina con quien mantenía discusiones constantes, según sus familiares, y que ya fue arrestada.
Ante esos ataques, Santos se pronunció el pasado jueves en su cuenta de Twitter, "Estamos todos indignados por actos de violencia contra las mujeres", escribió el presidente y pidió al director de la Policía, general Rodolfo Palomino, "máxima contundencia con abusadores".
Natalia Ponce de León
Jornada de apoyo a las víctimas de los ataques en el centro de estudios Politecnico Grancolombiano.
El gobierno de Santos ha buscado implementar una nueva legislación para endurecer los castigos, controlar la venta al público de los químicos y asistir a las víctimas pero, hace solo unos meses, dejó vencer el plazo legal que tenía para reglamentar la ley.
Desde hace unos años, los ataques con ácido contra mujeres se han vuelto comunes en Colombia. Sin embargo, las autoridades se pusieron en alerta y la opinión pública se desbordó cuando ocurrieron dos casos en espacio de días.
El 29 de mayo del 2012 el país se conmocionó con el brutal ataque que padeció Rosa Elvira Cely y que le causó la muerte. A lo largo de un mes, su rostro ocupó las primeras páginas de los diarios y las historias de abrir los noticieros nacionales, publica el periódico colombiano El Tiempo.
En todos los círculos sociales, desde los de barriada, hasta los de los clubes, se habló una y otra vez de su violación y empalamiento, y las organizaciones de mujeres lograron llenar parte del Parque Nacional en una multitudinaria marcha de rechazo.
Un mes después el tema cesó. De Rosa Elvira solo hablan su valiente hija, su hermana, su madre que aún la llora y los familiares y amigos cercanos. La indignación quedó en eso, indignación, porque desde ese día hasta hoy se han registrado más de 200 hechos similares que solo han engrosado la lista de mujeres víctimas de violencia, según denuncia ese diario.
Según la Defensoría del Pueblo, en los últimos 10 años se han registrado cerca de 1.000 casos, 122 de ellos en el último año. El 98% de estos casos queda en la impunidad.
Algo particularmente frustrante para las víctimas de los ataques con ácido es que el país sólo parece tomar conciencia de la gravedad de la situación cada vez que se producen casos de alto perfil, los que por lo general son rápidamente desplazados de la agenda por nuevos escándalos.
A inicios de 2012, el regreso del tema a las primeras páginas de los diarios y los noticieros de radio y televisión, luego de varios ataques, impulsó la discusión y posterior aprobación de un viejo proyecto de ley para ampliar las penas en contra de los agresores y evitar que pudieran beneficiarse de la modalidad de casa por cárcel.
Sin embargo, hay un elemento en el caso de Ponce de León que podría terminar haciéndolo un símbolo particularmente poderoso en la lucha contra los ataques con ácido.
Al haberse producido en un barrio elegante del norte de la capital, y no en los barrios populares del sur, como generalmente pasa, la agresión en contra de Natalia ha logrado tocar a sectores que antes veían este tipo de ataques como algo sin duda condenable, pero también muy lejano.
Su abogado dice tener serios indicios de que el agresor podría ser alguien conocido de la víctima -un patrón que se repite con esta modalidad de crimen. Este viernes, el supuesto atacante, un hombre de 32 años, fue capturado, según informó el presidente Santos en su cuenta de Twitter.
Sorleny Pulgarín, joven atacada con ácido. Web Radio Caracol.
Unos días después del ataque a Ponce de León, el 2 de abril, la víctima del otro incidente fue Sorleny Pulgarín, de 23 años, que fue atacada con ácido en un barrio de Engativá, en el sur de Bogotá.
El problema en Colombia es que esa modalidad de crimen es considerado de tipo personal, como agredir a alguien a golpes, y las penas contempladas son pocos severas comparadas a los daños físicos y emocionales que dejan los ataques.
El exministro de Ambiente, Juan Gabriel Uribe, reaccionó airadamente en un debate por la emisora Caracol, diciendo que los agresores deberían pagar con la misma moneda.
"El que agrede así a otro, acaba con una persona y con una familia. A ese señor hay que reventarlo con ácido", expresó durante la trasmisión.
Dejando el ánimo acalorado de lado, varias columnas de opinión coincidieron en que había que, por lo menos, modificar la ley para aplicar castigos más consecuentes.
"Diario mío" de Colombia le dedica su portada a los atques con ácido"Deben recibir las penas más severas... penas que también deberían recaer sobre los encargados de aplicar las sanciones y hacer justicia, cuando incumplen con su deber y dejan el crimen y el criminal en la impunidad", escribió Enrique Santos Molano en la sección de opinión del diario El Tiempo.
El editorial de otro diario, El Espectador, declaró que "es inconcebible que... una práctica tan bárbara como esa, tan impactante, siga ocurriendo en nuestra sociedad. En nuestra capital, a plena luz del día, como si todavía viviéramos en la Edad Media".
El gobierno de Juan Manuel Santos ha tomado ciertos pasos para lidiar con el problema.
En primer lugar creó una línea telefónica de emergencia donde cualquier persona puede hacer su denuncia anónimamente y recibir asistencia.
También existen sobre la mesa varias legislaciones para endurecer las penas, así como el control de la comercialización de ácidos y sustancias derivadas, y la puesta en marcha de un plan integral de atención de víctimas.
Santos había sancionado la ley y tenía plazo hasta el pasado enero para reglamentarla, pero dejó pasar la fecha. Ahora el gobierno está trabajando retroactivamente para destrabar esa situación.
Entretanto, el fenómeno de ataques con ácido continúa su ritmo alarmante.
Uno de los casos más sonados sucedió en 2007. Desde entonces se ha acelerado a un promedio de más de 60 anuales y, según los registros de Medicina Legal, en los últimos diez años ya se han dado más de 1.000.
La institución indica que, mientras las mujeres están en una situación vulnerable frente a sus agresores, las víctimas masculinas son casi la mitad de los casos reportados.
Grupos activistas por los derechos de la mujer sostienen que son muchos más los ataques que no son reportados.
Lo peor es que los agentes químicos como ácidos y sustancias corrosivas se siguen vendiendo sin ningún tipo de control, pese a la ley que prohibe la venta de las mismas sin controles.
Seguiremos indignados con el caso de Natalia, recordaremos esporádicamente a las otras víctimas de las que no conocemos sus nombres, las redes sociales seguirán inundadas con peticiones de pena de muerte, pero al final de la jornada de rechazo, Natalia y Erika, Ángela, Gloria y todas las afectadas terminarán solas, con los abrazos y el cariño de sus familiares (en algunos casos ni siquiera eso), cargando una tragedia que solo ellas, nadie más que ellas, realmente entienden.
La Fundación Reconstruyendo Rostros, que colabora con las víctimas de estos ataques, nace de la más dolorosa experiencia de Gina Potes, la primera víctima de ataques con agentes químicos en Colombia, quien fue atacada en Octubre de 1996, donde resultaron afectados también su hijo y su hermana (20, 3 y 12 años de edad). Ella en medio de la soledad y la discriminación, la falta de oportunidades y la inoperancia del Estado Colombiano, ha pasado por más de 26 intervenciones quirúrgicas. Esta experiencia fue la semilla que la llevo a encaminar un proyecto para dar oposición a ésta brutal e inhumana práctica. Desde el empoderamiento ha dado una mano de apoyo a todas aquellas mujeres que han sido tocadas por esta violencia de género para a mejorar su calidad de vida y la de sus familias, además de darles una segunda oportunidad. Ya que como ella misma dice "Una cicatriz no me hace menos mujer".

Mujeres víctimas de ataques con ácido en Colombia / Facebook de Asociación Reconstruyendo Rostros.
El Instituto Nacional de Medicina Legal, en su último reporte sobre personas atacadas con ácido, muestra que desde el 2004 se han presentado 926 ataques, registrados, de los cuales 126 fueron perpetrados por miembros de la Fuerza Pública.
Según el informe, revelado por Caracol Radio, del total de víctimas 565 corresponde a mujeres de las cuales 297 se encuentran entre los 20 y 30 años; mientras que la cantidad de hombres que han sido atacados suma 361.
Las cifras sugieren que el problema en Colombia ya ha alcanzado un nivel comparable con el de países como Bangladesh o Pakistán, que se cuentan entre los más afectados a nivel mundial.
Según la Asociación de Sobrevivientes al Ácido, en Bangladesh -que tiene una población tres veces y media más grande que la de Colombia- el año pasado se registraron 84 casos.
En Pakistán, por su parte, el número de agresiones anuales se estima en unas 150. Pero la población de este país del sureste asiático es cuatro veces mayor.
Y aunque la violencia contra la mujer no es un fenómeno nuevo en Colombia, los ataques con ácido son considerados una de las más crueles formas de agresión.
"Colombia es potencia en café, en felicidad y en otro aspecto nada grato, en ataques con ácido. Según Feminicidio.net, “Colombia es el país con el índice más elevado del mundo en ataques a mujeres con ácido”. Sí, para nuestro pesar y para el de las mujeres que han quedado marcadas no sólo físicamente, sino también psicológicamente por estos ataques, Colombia es potencia mundial en ataques con ácido.
Según Feminicidio.net, Colombia tuvo una tasa de 1,84 ataques por un millón de mujeres en 2011. Esta tasa pone a Colombia por encima de países como Pakistán con una tasa de 0,96 y de Bangladesh con 1,77", denunciaba el periódico colombiano El Espectador, en una columna, el 10 de marzo del pasado año.
"Como sociedad no podemos esperar a que la próxima víctima sea nuestra hija, hermana o amiga. Las mujeres que hoy tienen sus vidas y rostros destruidos, al igual que sus familias, siempre vieron la tragedia lejana, pasar frente a sus ojos. Hoy la afrontan, como lo tendría que hacer cualquiera de las personas que leen ahora este texto. La mejor forma de generar conciencia y tomar acción para avanzar como sociedad, es saber que no estamos exentos de este o cualquier otro crimen atroz", escribe la periodista, y activista, colombiana Jineth Bedoya Lima que en el año 2000 fue secuestrada, violada y torturada durante 16 horas por sus trabajos en el periodismo de investigación.


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