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domingo, 9 de marzo de 2014

Líbano, Histórica y multitudinaria protesta contra la violencia de género

Manifestación en Beirut por los derechos de las mujeres.

Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, ayer sábado miles de libaneses salieron a las calles de la capital, Beirut, para exigir la aprobación de una ley contra la violencia de género.
La protesta estuvo a cargo de la organización no gubernamental Kafa y otras asociaciones que militan en favor de los derechos de la mujer y se llevó a cabo frente al museo de Beirut, donde se representó una obra de teatro que mostraba la violencia que algunas libanesas sufren después de casarse.
Aunque Líbano es el uno de los países más liberales del mundo árabe, no posee una ley que proteja a las mujeres frente a la violencia de sus padres, maridos o hermanos.
Entre los asistentes hubo familiares de las últimas víctimas mortales por la violencia de género. Una de ellas fue Nada Sabbagh, la madre de la joven Manal Assi, quien fue asesinada por su esposo el mes pasado. 
Nada Sabbagh
Manal Assi murió luego de que su esposo la golpeara con una olla de presión.
Manal Asi y Christelle Abu Chacra son las últimas víctimas de la violencia de género en el Líbano. Sus casos han logrado romper el tabú que rodea a esta lacra en el país, donde la falta de legislación y el arcaico sistema religioso dejan a las mujeres desprotegidas.
Aunque la Constitución libanesa estipula la igualdad de género, hasta 2011 las autoridades no abolieron el artículo del código penal sobre los crímenes de honor.
Además, un proyecto de ley aprobado por el Gobierno en 2010 sobre la violencia contra las mujeres sigue bloqueado en el Parlamento.
Las leyes discriminatorias de las distintas comunidades religiosas también agravan este problema, del que ni siquiera hay cifras oficiales de víctimas, aunque el balance se estima alto.
Todo ello ha influido en el tradicional apagón informativo sobre los casos de violencia de género. Sin embargo, esto ha cambiado con la muerte este mes de febrero supuestamente a manos de sus maridos de Manal, de 33 años y madre de dos niñas, y Christelle, de 31 y con un hijo.
La primera murió a golpes y la segunda probablemente envenenada. Su "culpa": pedir el divorcio a causa del matrimonio del esposo con otra mujer o de los malos tratos. Sus relatos han sido recogidos por la televisión y los periódicos libaneses con un despliegue sin precedentes.
Según la exministra de estado Mona Ofeich, militante por los derechos humanos, "siempre ha existido la violencia hacia la mujer pero en la actualidad se ha roto el silencio".
"Queda un largo camino por recorrer para llegar a la igualdad de género pese a los recientes progresos. Es inadmisible que la mujer no pueda transmitir la nacionalidad a sus hijos", denunció en declaraciones a Efe Ofeich.
La activista y exministra consideró "un escándalo" el trato a la mujer en las leyes de las distintas comunidades religiosas y el hecho de que no exista una legislación igual para todas las confesiones.
En el Líbano coexisten 18 religiones y no hay un código civil para los ciudadanos, sino que estos deben seguir lo dictado por sus propias comunidades, que discriminan por ejemplo en el tema de la nacionalidad y el divorcio.
La analista y psicóloga Mona Charabati dijo a Efe que no habrá avances mientras el estado civil siga sometido a la leyes religiosas, y criticó que la sociedad libanesa es "moderna en apariencia, pero de estructura arcaica".
Charabati consideró que las mujeres deben seguir movilizándose para cambiar su situación porque las leyes no las protegen y de este modo "solo tienen deberes pero no derechos".
Los autores de estos homicidios no suelen ser castigados. Los maridos de Manal y Christelle están por ahora detenidos, pero en otros casos recientes el esposo fue finalmente liberado.
Retrato de Roula Yaacoub, asesinada por su marido, con su madre
Las campañas de concienciación son por ello un paso fundamental para prevenir esta lacra y acabar con la discriminación a las mujeres.
A esta causa se sumó este mes la primera dama libanesa, Wafa Suleiman, con una iniciativa para incentivar que las mujeres participen en la toma de decisiones, puedan dar la nacionalidad a su esposo e hijos y, sobre todo, estén protegidas de la violencia de género con la adopción de una ley ad hoc.
El abogado Fadi Karam, secretario de la Comisión Nacional de la Mujer, confía en que este nuevo programa dé sus frutos ya que, según indicó a Efe, "las campañas mediáticas han logrado que comience a cambiar esa situación en los países subdesarrollados".
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha habido progresos en el Líbano en algunos ámbitos como el de la educación de las mujeres, que en la actualidad representan más de la mitad del alumnado en las universidades.
Esto no se refleja en un mayor peso de las féminas en puestos directivos. Cuatro diputadas entre los 128 miembros del Parlamento o una ministra de los 24 que forman el recién constituido Gobierno son las pobres cifras de representación en los altos órganos de poder.
Poco a poco, sin embargo, algunas mujeres se han movilizado para pedir al Parlamento la aprobación del citado proyecto de ley sobre la violencia de género y, ahora, casos como los de Manal y Christelle ocupan las páginas de los periódicos, lo que arroja luz sobre un problema hasta hace poco invisible. Cuando el esposo de Nur regresó a Líbano tras dos años de trabajar en el extranjero, era otra persona. El hombre que ella había amado estaba distante, frío y poco comunicativo. Dos semanas después, la agredió mientras dormía y la violó con tanta saña que le causó una fisura.
"Cuando terminó sentí que algo salía de mi cuerpo", relató. Mientras se retorcía de dolor en el suelo su esposo la miraba en silencio.
"Una hora después, me llevó al médico, quien se negó a revisarme porque era amigo de él. Me recetó un medicamento para la hemorragia, que demoró tres días en parar", añadió.
Nur, un nombre ficticio a su pedido, tardó una semana en recuperarse de la herida, pero el dolor psicológico permanece. "Me mató el espíritu, mi cuerpo y mi feminidad", señaló con calma.
Para proteger a las mujeres de la agresión de sus parejas, una coalición de organizaciones de la sociedad civil trabajó cinco años en la redacción de una ley contra su abuso mental, físico y sexual.
Pero un comité de ocho legisladores, con una sola mujer, reformó radicalmente el texto y eliminó la violación dentro de la pareja y la violencia económica y psicológica. Además agregó un artículo que prioriza el papel de órganos religiosos sobre la justicia civil para supervisar la protección de las víctimas, demostrando un absoluto desconocimiento de los tipos de violencia que sufren las mujeres.
Nadine Moawad, una conocida activista feminista comento respecto a las modificaciones, "La violación conyugal estaba definida como un crimen, sin embargo los parlamentarios suprimieron ese artículo".
Hace más de dos años de esa historia, más de cuatro que hay un proyecto de ley paralizado en el Parlamento del país, mientras historias como la de Nur, o similares pero mucho más trágicas, se repiten diariamente.
En el Líbano, un país que en 1952 aprobó el derecho al sufragio femenino, no se considera que haya violación si no hay penetración. Una mujer que haya sido ultrajada no suele acudir a comisaría, porque el vacío legal la condena a ser ignorada y, habitualmente, repudiada por su familia.

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