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martes, 18 de marzo de 2014

Europa, ¿Existen diferencias entre los procesos independentistas en Kosovo y Crimea que justifiquen represalias internacionales?

Pro-rusos celebran el resultado del referendum en la plaza Lenin de  Simferopol
Prorusos celebran el resultado del referendum en la plaza Lenin de Simferopol. AP.
Como ahora sabe ya cualquiera medianamente informado, Crimea se integró en Ucrania en 1954, por decisión personal y arbitraria de Nikita Jruschov, cuando lo esencial era la pertenencia a la patria común soviética.
La invasión armada de un Estado soberano, como es Ucrania, por otro Estado, Rusia, cualesquiera que sean sus motivos, es siempre una grave infracción de la más importante norma del Derecho internacional, como sucedió cuando estados de la OTAN invadieron Serbia y le arrebataron Kosovo.
"Si Kosovo es un caso especial, entonces Crimea también es un caso especial. Igualmente especial". Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, denunció así la semana pasada la que Moscú considera la actitud hipócrita de Occidente. Vladímir Putin también evocó el caso kosovar en la conversación telefónica mantenida el domingo con Barack Obama. Las potencias occidentales rechazan las equiparaciones y alegan diferencias sustanciales entre ambos episodios. ¿Quién tiene razón?, si es que alguien la tiene en ambos casos.
Entre los casos de Kosovo (2008) y Crimea (2014) existen algunas semejanzas y varias diferencias.
Si algo socava la posición de Estados Unidos y la Unión Europea es que consideran legítimo el cambio de poder en Kíev, surgido, no de unas elecciones libres, sino de una revuelta que, aunque fuera consecuencia de los errores y abusos de poder de Yanukóvich,significó un cambio de régimen sin pasar por las urnas, es decir, sin utilizar el único método homologable en democracia.
Estas acciones son, normalmente, incompatibles con las reglas del juego vigente, las que dicen defender, cuando les interesa, Obama, Merkel, Cameron o Hollande. En Ucrania, los manifestantes del Euromaidán pasaron de la lucha en las barricadas al poder, sin etapas legales intermedias, y aún está pendiente el intento de recuperar al menos parte de la legitimidad institucional en unos comicios libres. Cabe preguntarse si, en adelante, será ése el método a seguir cuando a los ucranianos, o a parte de ellos, no les guste su Gobierno. ¿Volverán a la plaza hasta que logren derribarlo?, ¿Se aceptará que otros países derriben a sus líderes, por ejemplo a Rajoy, Hollande, Correa o Cristina Kirchner, con movilizaciones similares?, ¿Se aceptaría la movilización de pueblos para acabar con la impunidad de la corrupción que asola a numerosos países?, Rajoy, Hollande, Correa o Cristina pueden quedarse tranquilos, al menos por ahora.
Los actores internacionales han cambiado sus papeles respecto a Kosovo. Estados Unidos y la mayoría de países de la UE (entre ellos, Alemania, Francia y Reino Unido)  han reconocido la secesión de Kovoso. No así Rusia, que la considera ilegal, aunque ahora ha incentivado el referéndum independestista de Crimea y se prepare para anexionar, a su territorio, a la Península tras su separación de Ucrania, cuando ambos son territorios que forman, o formaban, parte de la "integridad territorial" de otro Estado, cuando ambos no tenían entre sus atribuciones el derecho de secesión.
Resumiendo las similitudes entre ambos territorios podríamos decir que tanto Kosovo como Crimea eran provincias de un Estado del que decidieron unilateralmente separarse. En ambos casos la legalidad del procedimiento de separación es, legalmente, discutible; ambos cuentan con una mayoría étnica distinta de la dominante en el país al que pertenecían; en ambos hubo una intervención militar extranjera sin autorización de la ONU; ambos sufrieron un marcado deterioro del grado de autonomía que el Estado les había sido reconocido en épocas anteriores, ambas poblaciones -kosovares y prorusos o rusoparlantes- deseaban independizarse de los estados a los que pertenecían.
Las diferencias entre ambos casos son bien elocuentes.
Mientras Kosovo había sido escenario de una guerra, la operación militar serbia en Kosovo, que la mayoría de los historiadores no duda en calificar de limpieza étnica, que provocó la intervención del Consejo de Seguridad, ésta no existe en el caso de Crimea donde el Consejo de Seguridad ni ha aprobado, ni es previsible que lo haga, resolución alguna. Por otra parte, Kosovo se separó de Serbia para proclamar su "independencia", mientras que Crimea se ha separado de Ucrania para, primero ser "independiente" y, acto seguido, unirse a Rusia.
Otra diferencia, de la que muchos análisis se olvidan, es que en Kosovo, aunque ese territorio ha sido considerado históricamente como la cuna del pueblo serbio, su población actual es mayoritariamente de origen albanés, existía una amalgama de etnias: serbios, albanos, turcos, y no un pueblo kosovar, mientras en Crimea existe una importante mayoría de población prorusa, algo desde mi punto de vista, que marca una diferencia importante. Y, finalmente, mientras en Crimea la secesión se ha producido con un referéndum, en Kosovo se consumó el proceso secesionista mediante una resolución parlamentaria.
Tras definir las diferencias y similitudes creo que podemos hacernos una pregunta, ¿Por qué, para Occidente, la unidad nacional de Ucrania es más importante que la de Serbia?.
Solo cuatro países de la Unión Europea no han reconocido al Gobierno kosovar, uno de ellos -España- por una cuestión de política interna, quizás pensando más en Cataluña o el País Vasco que en contradecir a sus "superiores" y aliados.
Con las "maniobras" europeistas, en Kiev, Occidente conquistaba una nueva casilla en el tablero de ajedrez heredado de la guerra fría. Una que no podía dejar escapar Rusia dada la importancia de la península y de la Flota del Mar Negro. Para Rusia esa casilla marcaba la diferencia entre la seguridad y la inseguridad.
El método empleado por Moscú no ha sido el mejor, ni legal, pero tampoco lo fueron los bombardeos de la OTAN sobre Serbia y Kosovo en 1999. ¿Se esgrime la legalidad internacional en Crimea y se olvida Kosovo? ¿Hubo acaso entonces un permiso del Consejo de Seguridad de la ONU? No lo hubo porque Rusia tenía derecho de veto. Si bien los tanques y fusiles rusos han podido contaminar el Rusomaidán de Crimea, tampoco estuvo exento de pecado el Euromaidán de Kíev, manchado por la violencia de los radicales de la extrema derecha nacionalista, en cuya cuenta (y no solo en la de Yanukóvich) hay que apuntar numerosos muertos y heridos durante la revuelta.
En ambos casos se violenta un principio básico de derecho internacional, fundamental para la estabilidad de las relaciones pacíficas entre estados, que es el de la integridad territorial", continúa. "Lo que ocurre es que los occidentales en general apadrinaron la situación de Kosovo, y cuando esto ocurre en ámbitos geográficos donde no nos conviene, nos negamos", ha dicho Luis Norberto González, profesor de Derecho Internacional Público en la Universidad de Salamanca.
Pero si un factor tienen en común Kosovo y Crimea es que son utilizados por las potencias para justificar sus actuaciones, según su propia conveniencia.
Y una duda queda en el aire: ¿será que las cartas no estaban marcadas desde que se inició el conflicto en Ucrania y ahora solo queda margen para la retórica de cara al exterior?. Lo que pueda suceder con otras zonas, pro rusas, del Este de Ucrania en las próximas semanas quizás pueda ayudar a definir esa cuestión.

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