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lunes, 13 de enero de 2014

América Latina, El grave problema de los niños desaparecidos

Jacqueline María Jirón  (Imagen: Red de Latinoamericanos Desaparecidos)
Jacqueline, de 11 años, salió de paseo en Nicaragua en 2004 y desapareció.
Un niño desaparece sin dejar rastro y la incertidumbre tortura cruelmente a sus padres. Algunos son encontrados, peero otros desaparecen para no volver.
En todo el mundo, muchos niños desaparecen cada año y no son encontrados. Huidos, secuestrados por parientes o por otras personas, estos actos son difíciles de prevenir y tienen graves consecuencias para los menores afectados.
Se trata de menores que son víctimas de un crimen, que sufren un accidente, que son secuestrados o robados. Sufren intimidación, violencia y en muchos casos, encuentran la muerte.
En el año 2006 Franco Frattini, comisario de Justicia de la Unión Europea, alertaba sobre este gran problema a nivel mundial.
El máximo responsable de Justicia del bloque indicó que creía que algunos de los 25 países que integran la Unión Europa no estaban tomando en serio el asunto y que era imposible determinar la magnitud del problema.
"Las estadísticas con respecto a la explotación sexual de niños y de niños desaparecidos generalmente no están disponibles en la Unión Europea", indicó en un comunicado. El mismo señaló también que, "La unificación de datos raramente se organiza a un nivel nacional y es ampliamente difícil tener acceso a la información disponible", agregó.
Años después la situación no es muy diferente.
Pareja que hizo pasarse por padres de niña hallada en campo gitano ante juezEl caso del Ángel rubio, la niña que apareció en una campamento gitano en Fársala (Grecia) viviendo con una pareja que se hacía pasar por sus padres, destapó otros diez casos de menores desaparecidos.

Los mismos incluye niños de Estados Unidos, Canadá, Polonia o Francia.
Por aquellas mismas fechas la policía irlandesa retiró la custodia de una niña rubia de siete años de edad que vivía con una familia romaní en una casa en Dublín.


El 5 de diciembre del 2004, Jacqueline María Jirón, de 11 años, salió de paseo a un balneario en Nicaragua con su hermano y sus vecinos y nunca más se le volvió a ver.
Al principio se dijo que la niña se había ahogado. Pero durante las investigaciones surgieron informes de que Jacqueline estaba viva, que había sido vista primero en una cantina en Honduras, seis meses después en un prostíbulo en El Salvador, y más recientemente en Chiapas, México.
Aunque la mujer que fue acusada de secuestrar y llevar a la niña a Honduras fue detenida en 2006 y condenada a seis años de prisión, nunca informó dónde se encontraba Jacqueline. Y hasta ahora se desconoce el paradero de la menor.
Jacqueline, cuyo caso está siendo investigado por la Red Latinoamericanos Desaparecidos, un organismo con base en Costa Rica, es sólo una de lo que se calcula son decenas de miles de menores que se pierden sin dejar rastro en América Latina.
Una de las principales causas de estas desapariciones en la región -un continente "de porosas fronteras"- es la trata de personas, explica a BBC Mundo Rocío Rodríguez, directora ejecutiva de la Red de Latinoamericanos Desaparecidos.
"También están las fugas del hogar, que se dan a partir de factores como la violencia sexual, agresiones físicas, engaño, coacciones, etc. O está la pérdida de conocimiento: simplemente un niño no recuerda dónde vive, cómo se llama, etc."
"Asimismo recibimos muchas denuncias de padres o madres que se llevan a sus hijos lejos del otro progenitor, en lo que se conoce como secuestro (o sustracción) parental".
"Pero en mi opinión, el mayor grado de desapariciones se mueve en el tema de la trata de personas, sobre todo con fines de explotación sexual y laboral", explica Rodríguez.
Por su parte, Katia Dantas, encargada para América Latina y el Caribe del Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados (CINDE), con sede en Washington, indica que hay tendencias de países, como Guatemala o México, donde existe otra problemática: el robo de niños para "venderlos" o entregarlos en adopciones irregulares.
Cada día decenas de niños son vendidos o traficados en el mundo como objetos sexuales.
Imagen: Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos
Nadia Esmeralda Morales desapareció en México en 2010.
Según el Centro Internacional para Niños Desaparecidos y Explotados (CINDE), más de 1,8 millones de niños son víctimas de explotación sexual globalmente.
El tráfico sexual ahora ya no se negocia en las calles sino en internet, lo cual ha provocado un floreciente mercado global difícil de controlar.
Un amplio estudio del CINDE y la UNICEF sobre la desaparición de menores en Centroamérica, realizado en 2011, encontró "un grave problema de tráfico de niños por la existencia de 'puntos ciegos' en las fronteras y el aumento de la migración ilegal en toda la región", según señala la BBC.
Entre 250.000 y 800.000 niños procedentes de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua viven a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México como migrantes ilegales -dice el organismo- lo cual hace que sea más difícil estimar el número exacto de niños que podrían ser víctimas de trata.
En 2012 el Senado mexicano presentó un informe que indicaba que de 2007 a 2011 habían desaparecido en el país 150.000 niños, el equivalente a entre tres y cuatro cada hora, de ellos 50% tenían entre 4 y 12 años y casi 65% eran niñas.
En Brasil se estima que mas de 40.000 niños desaparecen cada año, según datos gubernamentales.
En este último, según un informe del periódico O Globo de 2011, cada 11 minutos desaparece un niño en el país. En aquel año fueron 141 por día y en total 51.703 casos registrados en las delegacías policiales.
Imagen: Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas de Argentina
Argentina cuenta con un registro nacional de menores extraviados.
Argentina es uno de los pocos países que sí cuentan con una base de datos nacional, el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
Las cifras indican que desde su creación en 2003, se han registrado 20.287 casos de menores perdidos. Pero no es claro cuántos de éstos han sido resueltos y cuántos están pendientes.
"Son pocos los países en América Latina con una base de datos consolidada, concreta y realista sobre menores desaparecidos", dice Katia Dantas, del CINDE para la BBC.
"Los que tienen datos a menudo presentan números dispares de bases distintas. Y esa es la realidad para toda la región. Algunos ni siquiera tienen una compilación real. Tienen registros, pero no se hace un seguimiento de los casos, no se conoce cuántos se solucionan, cuántos conitnúan desaparecidos, qué ocurre con los que fueron encontrados, etc.etc.", añade la misma para la cadena británica.
El problema de fondo, explica Katia Dantas, es que no hay una estrategia internacional dirigida a abordar el problema de los niños desaparecidos.
El mundo cuenta con instrumentos jurídicos internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU o la Convenión Internacional para la Protección de Todas las Personas Desaparecidas, pero no hay una herramienta universal que integre los casos en que los menores desaparecen.
Ni siquiera hay un consenso que permita definir a un niño desaparecido o sustraído o cómo investigar esas desapariciones.
"En Centroamérica hay una situación muy dura porque, con excepción de Guatemala, ningún país tiene ningún tipo de legislación, y casi nadie implementa prácticas relacionadas a niños desaparecidos", asegura Katia Dantas.
Esta falta de legislación ha conducido a que las autoridades no tengan un mandato para investigar cuando un menor desaparece.
La Red Latinoamericanos Desaparecidos se inició como un proyecto de UNICEF en Perú.
Rocío Rodríguez, de la Red de Latinoamericanos Desparecidos, está de acuerdo en que la falta de legislación sobre menores desaparecidos es el primer problema, y el más grave, que hay que solucionar en América Latina.
Imagen: Red Latinoamericanos Desaparecidos
"La mayoría de los países no cuenta con legislación específica en materia de desapariciones de niños. Muchos casos son catalogados como 'fugas de hogar' y por lo tanto, no se recibe la denuncia y por supuesto, no se investiga".
"En Costa Rica no existe legislación sobre el tema de desaparecidos. Desaparecerse no es un delito. Entonces la entidad encargada de velar por la niñez costarricense no tiene un mandato legal que le obligue a buscar a los niños".
"La policía es una unidad preventiva y entonces no investiga casos. Y el Organismo de Investigación Judicial, que es el que debe investigar, no investiga porque desaparecerse no es un delito. Y ellos solo están facultados para investigar delitos".
"Es toda una maraña de problemas que no dejan avanzar en la materia", concluye Rocío Rodríguez en el reportaje publicado sobre el tema por BBC Mundo.
Actualmente, dice Rocío Rodríguez, la Red de Latinoamericanos Desaparecidos está trabajando en un proyecto de ley que nos permitiría regular el tema a nivel de legislación.
Aunque la creación de registros nacionales que permitan conocer el alcance real de las desapariciones en cada país es un paso muy importante, no es la solución.
"Un registro naional sin procedimientos, como atención a los recuperados, prevención y campañas de sensibilización, no sirve. Son sólo números", afirma Katia Dantas.
Lo que se necesita, agrega, es un protocolo de procedimientos que oriente a la policía cómo reaccionar con una desaparición, cómo registrar los casos y cómo tramitarlos para que la investigación sea inmediata.
"Y, al mismo tiempo, si la población no está sensibilizada en la búsqueda inmediata del desaparecido no se obliga a las autoridades a hacer la investigación inmediata".
Actualmente -afirman ambas expertas- muchas familias en América Latina no reportan la desaparición de un menor porque no saben qué hacer. O si la reportan, la policía les dice que "regresen en 48 horas".
"Necesitamos llevar a cabo un trabajo en conjunto: sensibilizar a la población sobre la importancia de notificar y regsitrar la pérdida del menor y sensibilizar a la policia para que registre el caso e investigar de inmediato y con seriedad", asegura Katia Dantas.
La experiencia prueba que la reunión de información en las primeras horas tras la desaparición es crucial para el éxito de la búsqueda del niño desaparecido.

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