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miércoles, 11 de septiembre de 2013

México, Enrique Peña Nieto presentó su reforma fiscal

Con el telón de fondo de las protestas de los maestros y una campaña de movilización de la izquierda contra la reforma energética, pero, sobretodo, muy consciente de la desaceleración de la economía mexicana, el presidente Enrique Peña Nieto presentó en la tarde del domingo una discreta reforma fiscal que descarta la imposición del IVA a medicinas y alimentos. El presidente justificó la renuncia a esta medida, a la que el propio PRI abrió la puerta en la conferencia del partido del pasado marzo, por "su efecto negativo" sobre la gente ante la actual falta de crecimiento.
México se encuentra, en estos momentos, con un crecimiento inferior al esperado, con una economía informal que emplea a un 60% de los mexicanos y bajo gasto público debido a la escasa recaudación.
Con la reforma también se busca modificar la Constitución para cobijar en una pensión universal a todos los mexicanos mayores de 65 años y crear un seguro de desempleo.
La propuesta de reforma fiscal lanzada por el Gobierno como una cruzada para aliviar a los que menos tienen y cargar con más impuestos a los más ricos, es vista por la ciudadanía como un plan que exprime a la clase media y que generará un agrio debate en el Congreso.
La propuesta fiscal atentará contra la clase media si se aprueba subir la tasa tope de Impuesto Sobre la Renta (ISR) y se eliminan varias exenciones como a matrículas escolares, alquiler o compra de viviendas e hipotecas. 
Otra medida controvertida es la eliminación del tratamiento especial que reciben los pequeños empresarios. Así, los conocidos como los Repecos (Régimen de Pequeños Contribuyentes) dejarán de tener el régimen actual, dado que el gobierno quiere que "todos los contribuyentes paguen el IVA bajo el régimen general, eliminando privilegios, haciendo así que la tributación sea más eficiente y justa". 
La reforma propone, también, subir la tasa máxima del ISR desde 30 a 32 por ciento para quienes perciban ingresos de más de 500.000 pesos al año (37.800 dólares), que según el Gobierno forma parte del 1 por ciento más rico de la población. También gravará, en caso de aprobarse, con un 10 por ciento las ganancias que las personas físicas obtengan mediante inversiones en la bolsa. 
Los alimentos y medicinas finalmente, según el proyecto, no se verán afectados por la reforma, dada la fuerte desaceleración de la economía mexicana y como la creación de un impuesto afectaría al bolsillo de los mexicanos. Sin embargo, la misma incluye un impuesto a los refrescos para combatir el grave problema de obesidad que sufre el país. Según diversos medios, México es el mayor consumidor de refrescos del mundo, con un promedio de consumo per cápita de 163 litros al año, superando en un 40% a Estados Unidos, donde el consumo anual por persona es de 118 litros. Según el diario El Financiero, el impuesto será de un peso por litro de refresco.
Otros productos que verán un considerable aumento en los precios serán los alimentos para mascotas, actualmente con tributación 0, que de prosperar la reforma pasarán a ser gravados con un IVA del 16%. También está previsto que las compras de animales de estimación soporten un gravamen no especificado todavía, ya que según especifica el proyecto de reforma fiscal, aquellos que realizan este tipo de transacciones "reflejan capacidad contributiva" y "manifestaciones de riqueza".
También las actividades relacionadas con el ocio sufrirán un aumento en su coste, así los espectáculos públicos, salvo el teatro y el circo, deberán ser gravados, pues actualmente no se está cobrando IVA por parte de "los consorcios empresariales que dominan el medio del entretenimiento". La iniciativa también propone que las autoridades estatales puedan gravar los espectáculos públicos, a excepción del cine.
Los mexicanos viciados en las gomas de mascar, también van a ver sus carteras perjudicadas por la costumbre de mascar chicles, ya que estos tendrán un gravamen del 16%, dado que según el proyecto, "El chicle o goma de mascar no se ingiere y, por lo tanto, al no realizarse su ingesta no puede ser considerado como alimento, es decir, no se destina propiamente a la alimentación".
La reforma fiscal debería generar una recaudación de impuestos de 1,4% del Producto Interno Bruto (PIB) en su primer año en vigor, para representar 3% del tamaño de la economía en el 2018, según indica el periódico mexicano El Economista.  
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, indicó durante la presentación de la reforma "que la economía mexicana no ha crecido de acuerdo con su potencial en los últimos 30 años, debido a la baja productividad.
Aseveró que por esa razón no se han podido satisfacer las necesidades de la población, ya que la pobreza se ha incrementado, con lo cual las políticas asistenciales no han sido suficientes para paliar la marginación. Hizo ver que la mayoría de los adultos mayores de 65 años nunca tuvo seguridad social y 37% no recibe una pensión.
Destacó que México es el único país de la OCDE que no tiene un seguro de desempleo y que el sistema fiscal es inequitativo y no ha sido efectivo para la redistribución del ingreso", según recoge El Economista en su página web.
Uno de los objetivos de este cambio en la fiscalidad del país sería generar fondos que irán destinados a un pequeño seguro de desempleo.
Aquellas personas que lleven más de dos años trabajando, en un empleo formal, tendrán derecho a un seguro de desempleo si se quedan sin su trabajo. Éste tendría una duración de 6 meses. Durante los tres primeros se le otorgaría al nuevo desempleado un beneficio equivalente al 50% del salario que percibía antes de quedarse sin empleo, mientras en los tres siguientes solo tendría derecho al salario mínimo.
Será necesario estar un mes sin trabajo para acceder al seguro, y solo se podrá acceder al mismo una vez cada 5 años.
El BBVA Bancomer, la primera entidad financiera de México, destacó ayer el "corte social relevante" de la propuesta de reforma tributaria anunciada el domingo y confió en que, entre otras cosas, permita reducir la burocracia fiscal.
Por su parte, el director, en México, de la agencia de calificación de riesgos Moody’s, Alberto Jones, dijo el lunes que la reforma es "positiva para el crédito" del país y que la agencia espera revisar su calificación para México antes de que termine el año.
Para el analista Carlos Elizondo Mayer-Serra la reforma hacendaria y su consecuente plan social sólo será efectiva si disminuye la desigualdad, según recoge el portal de noticias mexicano Animal Político.
Para Ernesto Cordero, ex secretario de Hacienda, quien descalificó la reforma, la propuesta puede poner en riesgo la estabilidad macroeconómica de México, junto a la economía familiar dados los diferentes productos que intenta gravar. El actual senador del PAN dijo, "Esta propuesta va a recaudar muy poco y nos va a endeudar mucho".
Sin embargo para Carlos Puig, analista del periódico Milenio, "El Presidente de la República ha presentado una reforma hacendaria que corrige muchos de los huecos que por años habían hecho en nuestros códigos fiscales los otros fácticos, los que se dedicaban a crear mecanismos complicados para lograr pagar los menos impuestos posibles".
La reforma fiscal en México, como en la mayoría de países, parece centrarse en la creación de impuestos al consumo, y la recaudación a través de los trabajadores de la economía formal, en lugar de buscar que se incremente el número de contribuyentes, y especialmente conseguir que paguen los que tienen más, captando fondos a través del Impuesto a la Renda (ISR), en vez de mediante el consumo.

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