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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Francia, Manuel Valls, ministro del Interior francés, aboga por una limpieza étnica en el país

PicEl ministro francés de Interior, Manuel Valls, subrayó ayer que los campamentos ilegales de gitanos rumanos y búlgaros que han proliferado en Francia deben ser desmantelados y sus ocupantes expulsados a sus países.
"Los gitanos tienen vocación de volver a Rumanía o a Bulgaria", donde las autoridades de ambos países tienen que "hacer esfuerzos para su integración", subrayó Valls en una entrevista en la emisora de radio France Inter.
Insistió en que en los alrededores de esos campamentos se genera "mendicidad y delincuencia" y por eso justificó los desmantelamientos y las expulsiones que ha ordenado, empezando este mismo mes con uno de los más grandes que había en Lille (norte).
"Las soluciones pasan en particular por las expulsiones", repitió el titular de Interior, que al ser preguntado sobre el grado de integración de esos gitanos en Francia respondió que "esas poblaciones tienen modos de vida que son extremadamente diferentes de los nuestros".
En cuanto a las negociaciones sobre la entrada de Rumanía y Bulgaria en el espacio Schengen que permitiría todavía más la circulación sin controles de sus gitanos en otros países, hizo hincapié en que "no está decidido". Además, precisó que lo que se discute en un primer momento es la aplicación de los acuerdos de Schengen de libre circulación únicamente en los aeropuertos, pero no en las fronteras terrestres.
Las políticas racistas de Francia se intensifican cada vez más contra los inmigrantes extranjeros, hecho que ha provocado la ira de las organizaciones pro derechos humanos.
En el año 2006, el Gobierno de París deportó a 24.000 personas como consecuencia de las políticas del expresidente francés Nicolás Sarkozy, en comparación con las 36.822 que sufrieron el mismo destino en 2012, esta vez, bajo el mandato del Partido Socialista, liderado por el actual mandatario francés, François Hollande.
A seis meses vista, la campaña electoral de las municipales y las europeas de la primavera de 2014 ha comenzado en Francia y los gitanos se han convertido ya en el asunto principal y en el caballo de batalla del fracaso de las políticas sociales de la República. El asunto no representa ninguna novedad en la política gala, especialmente en períodos cercanos a cualquier tipo de elección.
Durante el Gobierno de Nicolas Sarkozy, Francia llegó a desmantelar 128 campamentos de gitanos y expulsó a 977 en un mes, aduciendo "robos y mendicidad excesiva". Ante las críticas cosechadas en la Unión Europea por estas actuaciones, Sarkozy llegó a 'invitar' a la vicepresidenta de la Comisión Europea, la luxemburguesa Viviane Reding, a acoger a los gitanos en su país antes de criticar a Francia.
En el área de la vivienda, Amnistía Internacional y otras organizaciones han documentado desalojos forzosos de comunidades romaníes en varios países de la UE, como Bulgaria, Eslovenia, Francia, Grecia, Italia y Rumanía. Las comunidades y personas romaníes desalojadas suelen ser reubicadas en zonas residenciales segregadas, en algunos casos cerca de lugares contaminados o en casas que incumplen las normas básicas de habitabilidad.

Pero la política francesa contra este colectivo viene de años pasados.
El año 2005 se inició una experiencia piloto, que consistía en pagar 150 euros por adulto y 100 euros por niño para que estos volviesen a su país de origen, que se generalizó en 2006 y 2007, cuando Nicolas Sarkozky dobló la cantidad por adulto a ser paga para su salida del país. A partir de diciembre de 2012, la ayuda se vió reducida, según el periódico francés Le Monde, "a 50 euros por adulto y 30 por niño".
La Directiva de Igualdad Racial de 2000 de la UE prohíbe claramente la discriminación por razones de raza y etnia en diversas áreas, como el acceso a bienes y servicios, la protección social, la salud, la vivienda, el empleo y la educación, sin embargo la discriminación hacia la etnia romaní sigue siendo una realidad en muchos países europeos.
La controversia sobre los gitanos ha alcanzado cotas surrealistas en Toulouse, donde el juez Hervé Barrié, presidente del Tribunal Correccional, suscitó el asombro de los sindicatos de magistrados y las asociaciones por los derechos humanos. Barrié acusó a los gitanos de querer saquear Francia durante un juicio rápido a cuatro jóvenes acusados de robo. "¿Piensan ustedes que les vamos a dejar saquear Francia así?", les preguntó el juez. Los detenidos estaban acusados de haber robado 53 kilos de cobre. Aunque la fiscalía solicitó entre seis y ocho meses de prisión, el juez Barrié les condenó a un año de cárcel y 41.000 euros de multa. En un comunicado conjunto, la Liga por los Derechos Humanos, el Sindicato de la Magistratura y el de los Abogados de Francia afirmaron que las palabras del juez son "intolerables, pues estigmatizan a una categoría de la población y establecen prejuicios infundados y odiosos entre los detenidos y su origen étnico".
El debate sobre el pueblo romaní también es centro de atención en la precampaña de las municipales en París, enfrentando a las dos favoritas a suceder al alcalde socialista Bertrand Delanoë. La candidata de la conservadora UMP, Nathalie Kosciusko-Morizet, rompió el fuego el pasado día 18 al afirmar en la televisión I-Télé: "¿Ustedes creen que acosamos demasiado a los gitanos? Porque yo tengo la impresión de que son los gitanos quienes acosan demasiado a los parisinos". Junto a ella, la alcaldesa del distrito 7, Rachida Dati, afirmó: "Hay un verdadero acoso de los niños en las puertas de los colegios. Vayan a verlo. Yo asumo completamente que hay que expulsarlos (a los gitanos)".
No es la primera vez que un político francés hace este tipo de declaraciones. En 2010, el entonces presidente Sarkozy lanzó un ofensiva contra los "problemas de comportamiento" de algunos gitanos, lo que le valió críticas de la Comisión Europea y la ONU y tuvo que rectificar. 
En pleno auge del nazismo, y los excesos de la Segunda Guerra Mundial, los nazistas se cebaron con crueldad con los gitanos.
Según un informe del Banco Mundial, en Europa viven entre 7 y 9 millones de gitanos, siendo dos millones los que viven en Rumanía, de donde muchos buscan escapar por la situación económica. La mayor parte de la población gitana de Centro Europa, en la zona balcánica, vive con menos de 3 euros diarios por persona y un 89% de los gitanos búlgaros no han podido cursar estudios primarios.

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