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jueves, 1 de agosto de 2013

Bulgaria, El pueblo se manifiesta durante más de seis semanas y exige el fin de la corrupción

"Desde que estoy aquí las palabras que más oigo son "oligarquía" y "corrupción"" afirmó, durante su visita a Bulgaria, Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía. Quizá estas dos palabras, y "mafia", son las más coreadas en los más de 40 días continuos de protestas que exigen la dimisión inmediata del actual gobierno del independiente Plamen Oresharski, que llegó al poder, en el mes de mayo, gracias a los votos de los socialistas y el Movimiento de Derechos y Libertades (MDL), partido de la minoría turca.
El pasado 23 de julio, por primera vez en los 40 días consecutivos de manifestaciones contra el Gobierno de Bulgaria, se produjeron enfrentamientos violentos entre la policía y los manifestantes, que dejaron varios heridos, mientras unos cien diputados permanecían retenidos en el Parlamento sin poder salir.
Medio millar de manifestantes empezó a bloquear por la tarde el Parlamento de Sofía para impedir que los parlamentarios pudieran salir del edificio.

Los manifestantes ya llevan 40 días de protestas contra el Gobierno de Bulgaria.
Manifestantes contra la corrupción en Sofía bloquean el Parlamento

Ese día, en el centro de la capital búlgara, los manifestantes -que con el paso de las horas aumentaron hasta unos 3.000- se concentraron sobre todo ante la puerta trasera del Parlamento, separada por vallas policiales, mientras en los enormes altavoces colocados en la plaza frente al Parlamento una de las canciones que sonaba era Wind of change (Vientos de cambio), la conocida música de Scorpions.
En medio de gritos de "dimisión", algunos diputados lograron salir del edificio, escoltados por agentes de policía, aunque los manifestantes trataron de bloquear sus vehículos.
En los incidentes del día 23 de julio, algunos batieron tambores e hicieron sonar silbatos, y muchos acusaron a la policía de los disturbios registrados cerca del Parlamento, informó la cadena de noticias BBC.
El primer ministro búlgaro reiteró, el pasado viernes, su intención de seguir en el cargo, pese a los 48 días consecutivos de protestas ciudadanas. Plamen Oresharski es acusado por una gran parte del pueblo de Bulgaria de corrupción y de estar dominado por intereses empresariales turbios.
En el poder desde finales de mayo, el Ejecutivo de Oresharski es el más impopular de Bulgaria desde 1997. 

Enfrentamientos entre manifestantes y policías.

El descontento de los manifestantes, que han llegado a reunir a decenas de miles de personas, se dirige contra toda la clase política y la corrupción política y económica.
"Hoy más que nunca Bulgaria necesita gente cualificada, gente valiente que no traicione el cambio que el pueblo eligió en las urnas, que creo que es lo que está pasando hoy con el Gobierno de Oresharski", afirmaba Sasha Bezuhanova, que trabaja como ejecutiva en la capital del país.
Junto con el partido de la minoría turca, los socialistas forman una coalición que tiene solo una mayoría parlamentaria relativa, mientras que el hasta ahora gobernante partido GERB, populista conservador, está boicoteando el trabajo parlamentario.
Como continuación de las movilizaciones, ayer, en protesta contra el largo parón veraniego (hasta el 4 de septiembre) de los legisladores, cientos de manifestantes, que llegaron a ser hasta 5.000, llevaron todo tipo de enseres de playa hasta las puertas de la cámara baja.

La protesta frente al Parlamento búlgaro, ayer en Sofía. / Vladislav Púnchev (EFE)


"El Parlamento no debería irse de vacaciones, sino que debería aprobar el nuevo código electoral y fijar una fecha para las elecciones anticipadas. Nadie se va de vacaciones después de dos meses de trabajo", declaró una manifestante para la agencia Euronews.
"Creo que el fin del Gobierno llegará pronto, en otoño y será positivo, este Gobierno caerá", explica el periodista Nick Satikov.
La sociedad búlgara, una de las más pobres de Europa, se queja del alto nivel de ineficiencia y corrupción de sus dirigentes.
Viviane Reding, durante su estancia en Bulgaria, declaró a los manifestantes, "Podéis contar con nosotros. Vamos a empujar al Gobierno hacia una verdadera lucha contra la corrupción".
Actualmente, a los búlgaros, que a principios de este año ya tomaron las calles en importantes manifestaciones contra la corrupción hasta conseguir la caída del gobierno, no les queda otra que volver a empezar de nuevo.
Los dos mayores sindicatos búlgaros y el principal partido de la oposición, el derechista GERB, insistieron hoy en la necesidad de celebrar elecciones anticipadas.
Pero el líder del oficialismo, el socialista Sergei Stanishev, desestimó la demanda declarando que "ciertas fuerzas políticas intentan conseguir el derrumbe del gobierno a cualquier precio y que se celebren elecciones anticipadas".
Para los sectores neoliberales que están controlando la Unión Europea, Bulgaria es casi un ejemplo en materia económica. Con una deuda externa del 16% del PIB y un déficit inferior al 2%, las cuentas del país se ciñen férreamente la disciplina fiscal que promueve Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sin embargo, no por nada el 28% de la población -aproximadamente dos millones de los 7,3 millones de habitantes- ha emigrado. La misma UE reconoce, además, que Bulgaria es el país del bloque con mayor grado de corrupción, y que prácticamente la mitad de los búlgaros (49%) está en situación de pobreza. 
La política de austeridad llevada adelante, primero por la derecha y luego por el actual gobierno socialista, congeló de hecho los salarios y las pensiones, mientras los precios, en particular los de los servicios del Estado como la electricidad, subían constantemente.
En la actualidad, un salario promedio es de 350 euros y la jubilación básica es de 75 euros, en tanto que una factura de luz y calefacción para una familia tipo puede ascender a 150 euros, con lo cual muchas personas se ven obligadas a continuar trabajando después de la jubilación.
Por otro lado, los búlgaros están hartos de los escándalos de corrupción que salpican la vida pública. Hace cinco días, una encuesta del instituto Open Society daba una idea del estado de ánimo de los ciudadanos: el 72% cree que la situación política es "insoportable".
Hagamos un pequeño resumen de lo que ha sido la situación político social en Bulgaria a lo largo de este año: En febrero, miles de personas salieron a la calle contra la corrupción, la pobreza y la élite política, consiguiendo derribar al Gobierno del populista de derechas Boiko Borisov. En pleno invierno europeo, el detonante de esas movilizaciones fue un incremento de los precios de la luz, cuando muchos búlgaros no podían pagar la calefacción, con facturas que consumían hasta más de la mitad de sus ingresos. Nada de esto ha cambiado demasiado y desde entonces se han sucedido tres Gobiernos: el de Borisov, uno técnico hasta las elecciones de mayo, donde Borisov sacó más votos pero no logró formar Gobierno, y ahora el socialista de Plamen Oresharski. En estos seis meses, incluido febrero, siete hombres se han prendido fuego (Trayan Marechkov de 26 años, fue el primero el día 18 de febrero, dos días después fue Plamen Goranov, 36 años, y el mismo mes de febrero fue Ventsislav Vasilev, 53 años. Otros cuatro les sucedieron hasta la fecha, siendo el último Ventsislav Kozarev, el pasado mes de mayo). Seis de ellos murieron en lo que se entiende como un desesperado gesto de protesta contra el sistema. A estos hombres se les puede comparar con Jan Palach, que se inmoló en Praga en 1969 en un acto de protesta contra la invasión soviética, con Mohamed Buazizi, el frutero tunecino que, con su suicidio público, impulsó la gigantesca ola de cambio que acompañó a la "Primavera Árabe" o al centenar de tibetanos que se han inmolado en repulsa por la ocupación y la represión china.
Flores y velas en la calles de la ciudad de Varna , el pasado 4 de marzo, en homenaje a Plamen Goranov, símbolo de las protestas en Bulgaria. / NIKOLAY DOYCHINOV (AFP)
La vuelta de las vacaciones se presenta ajetreada para los diputados búlgaros. Alexander Stoyanov, del Centro de Estudios para la Democracia, en Sofía, pronostica que las protestas volverán con más fuerza en septiembre y serán más numerosas. "No nos iremos a casa hasta que haya cambios", asegura el activista Genov, para el periódico español El País.
                                                    Manifestaciones en Bulgaria el día 23 de julio.

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