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viernes, 9 de agosto de 2013

Brasil, El asesinato de todos los miembros de una familia genera gran conmoción en todo el país

El joven Marcelo con los padres
El pasado martes día 6, una sorprendente noticia sorprendió a todo Brasil, para después tener repercursión en algunos medios internacionales. Un joven de 13 años, Marcelo Pesseghini, fue encontrado muerto de un balazo junto a los cuerpos de su padre y su madre. Mientras en otra casa, dentro del mismo terreno, fueron encontrados los cuerpos de su abuela y su tía abuela. Un arma fue encontrada en la mano del adolescente, bajo su cuerpo tendido, en medio de una gran mancha de sangre.
A partir de ese momento las especulaciones sobre los dramáticos sucesos se vienen sucediendo, no sólo en la prensa brasileña como en la de otros países.
Mientras en Brasil los medios de comunicación locales insisten en que Marcelo tuvo la sangre fría de ir disparando, miembro por miembro, a sus familiares, en el exterior se especula con que el joven haya sido envuelto en una trampa mortal.
Según las primeras investigaciones, todos murieron entre el domingo y el lunes por disparos de la misma pistola .40, propiedad de la madre de Marcelo, una mujer de 36 años que formaba parte del cuerpo de la Policía Militar de São Paulo, al igual que su marido de 40 años.
Los investigadores señalan a Marcelo como el sospechoso de matar a sus cuatro familiares y suicidarse. "Las circunstancias se están cerrando en torno a él", indicó Itagiba Franco, comisario del Departamento de Homicidios a cargo de la investigación, a BBC Mundo.
Según el coronel de la policía militarizada Benedito Roberto Meira, la masacre ocurrió en la madrugada del lunes y los indicios apuntan a que el niño, después de los asesinatos, fue a la escuela normalmente, pero se suicidó con un disparo en la cabeza después de regresar a casa.
Toda una historia extraña y, para algunos mal explicada, especialmente tras la declaración de un superior de la madre de Marcelo, la cabo de la PM Andreia Regina Bovo Pesseghini, quien puso en duda que el joven haya sido autor del crimen y dijo que la mujer había denunciado a otros policías por actividades delictivas, algo que negó posteriormente.
Franco, el superior de Andreia, aseguró que procura verificar esos comentarios y sostuvo que podría abrirse una nueva línea de investigación, aunque por ahora no hay más sospechosos. "No vamos a cerrar los ojos ante otras informaciones que nos lleguen", comentó.
Mientras, el jefe investigador del caso sostuvo que hay "varias" pruebas que situan a Marcelo como sospechoso, comenzando por las pericias que apuntan a su suicidio: el cadáver del joven, que era zurdo, tenía el arma en su mano izquierda y un disparo en el oído izquierdo. Sin embargo no se le detectaron rastros de pólvora en los exámenes periciales.
La policía también ha indicado que un amigo de Marcelo en la escuela (cuyo nombre no fue divulgado) declaró a los investigadores que el muchacho soñaba con matar a sus padres una noche, irse a vivir a una casa abandonada y convertirse en un asesino a sueldo.
Las investigaciones revelaron que los cuatro familiares del joven murieron por disparos a quemarropa en la noche del domingo: primero su padre Luís Marcelo Pesseghini -que pertenecía al Rota, un cuerpo de elite de la policía paulista-, después su madre Andréia Bovo Pesseghini, y luego su abuela y tía abuela.
En base a un video grabado por cámaras de seguridad en la calle, los investigadores sostienen que Marcelo condujo el auto de su madre hasta su escuela a la 1:25 de la madrugada del lunes y salió del mismo cinco horas después para entrar a clases (las cámaras de seguridad, cercanas a la escuela, muestran el vehículo estacionado cerca del instituto durante horas, hasta que finalmente una persona cargando una mochila abre la puerta y desciende, a las 6:23, caminando hacia el centro escolar).
No regresó a su casa en el mismo vehículo, sino que fue llevado por el padre de otro alumno. La policía cree que el joven se quitó la vida después de entrar y pasar su mano por el cabello de su madre sin vida.
Pero la versión oficial sobre la presunta responsabilidad de Marcelo fue puesta en cuestión por el coronel Wagner Dimas, comandante del batallón de la Policía Militar donde trabajaba la madre del joven.
En una entrevista para la radio brasileña Bandeirantes, el coronel Wagner Dimas dijo que Andreia había denunciado a algunos miembros de las fuerzas policiales que estarían envueltos en robos a cajeros automáticos en el estado de São Paulo, y evitó descartar la posibilidad de que las muertes tuvieran relación con el caso.
En ese sentido el británico Daily Mail, en su página web, publica, "La policía de Brasil investiga si un niño de 13 años de edad, que piensan que ha asesinó a sus padres, agentes policiales, su abuela y su tía abuela era en realidad la quinta víctima de una masacre llevada a cabo por policías criminales que querían a su madre muerta".
Sin embargo, el coronel Dimas se retractó de sus propias palabras al ser interrogado luego por la Policía Militar, negó que hayan sido investigados policías de su batallón y sostuvo que durante la entrevista radial "se perdió en sus argumentaciones", informó la red brasileña Globo ayer jueves.
Pero el diario británico vuelve a la carga sobre la armadilla preparada y dice, "(la mujer policía) había proporcionado detalles sobre varios colegas sospechosos de ser parte de una banda de delincuentes dentro de la policía, lo que había provocado que, esos policías, fuesen apartados de sus funciones".
La Policía Militar de São Paulo es conocida por su violencia y fue acusada de practicar ejecuciones sumarias de civiles durante una guerra no declarada que tuvo el año pasado con delincuentes, que generó una alarmante ola de crímenes en la mayor ciudad de Brasil, y que todavía no ha concluido.
Quienes conocían a Marcelo negaron que fuera un joven de actitudes violentas, aunque según la policía tenía predilección por las armas de juguete.
La escuela donde estudiaba el muchacho indicó que el lunes, último día que asistió a clases, supuestamente después de haber asesinado a toda la familia, "participó en todas las actividades propuestas y tuvo la misma actitud cariñosa con sus profesores y funcionarios en general, sin presentar ningún tipo de comportamiento anormal". Algo realmente extraordinario y extraño para un joven de 13 años que horas antes, supuestamente, había asesinado a cuatro miembros de su familia sin errar un solo disparo y sin alertar a nadie.
"El padre, Luiz Marcelo Pesseghini Bovo, de 40 años, un sargento de la policía con más de19 años de servicio, fue encontrado en la cama. Su madre Andreia, que había trabajado en la administración de la policía durante 16 años, fue encontrada de rodillas en el dormitorio. Su abuela, Benedita Bovo de Oliveira, de 65 años, y tía abuela Bernadete Oliveira da Silva, de 55 años, que vivían en una parte diferente en el terreno de la familia, también fueron encontradas muertas en la cama", según
 el Mail Online. El Daily Mail, continúa diciendo en su página web, "Sebastico de Oliveira Costa, hermano de Andreia Pesseghini, dijo que no creía que el muchacho tuviese la fuerza necesaria para levantar y disparar una arma calibre .40, de un peso considerable. Él dijo: "No tiene sentido. Esta es un arma pesada y no hubiese tenido fuerzas para disparar".
Por su parte, -añade el periódico británico-, la prima de Marcelo, Sandra Alves Feitosa, dijo: "Si fue Marcelo quién lo hizo, entonces era una fuerza del mal. Era un niño que fue amante y amado por todos. Él nunca se envolvió en una pelea en la escuela, y añadió, todo parece una armadilla y estar simulado".
Para el periódico británico, "L
a policía de São Paulo es considerada, por muchos, como una de las más corruptas del mundo y en los últimos años los funcionarios se han visto envueltos en numerosos escándalos".

Killer: Marcelo Pesseghini poses with his police officer father in a Facebook photograph
Marcelo y su padre en una foto de su cuenta de Facebook.
Varios de los familiares de los Pesseghinis han expresado sus dudas sobre la participación de Marcelo en los asesinatos.
La sociedad brasileña se pregunta como un niño, o adolescente, de 13 años consigue efectuar cuatro disparos certeros, un único disparo en la cabeza de cada víctima, sin que ningún vecino percibiese ningún ruido, luego cogiese el coche de la madre, estuviese cerca de 5 horas en su interior, asistiese a clase con normalidad y posteriormente se suicidase sin dejar residuos de pólvora en su mano.
Para explicar la falta de residuos, el martes, las autoridades, que revelaron no haber encontrado pólvora en las manos del joven, informaron que encontraron un par de guantes, que deberán ser analizados, en el interior del coche, abandonado a las 6:23 am cerca de su colegio, o sea con anterioridad a la hora del supuesto suicidio.
Fuentes policiales, sin identificar, afirmaron "que el arma requiere cierta experiencia de uso, ya que su manejo no es sencillo".
Según publica el periódico brasileño Folha de São Paulo, el diputado estatal y mayor jubilado de la Policía Militar Olimpio Gomes dijo que desconfía de la versión de la Policía Civil. Una de las dudas levantadas es sobre el local del crimen, que él visitó antes de la llegada de la pericia. "Estaba todo muy limpio (muito certinho en palabras textuales), parecía que hubiese sido preparado".
El ex policía y diputado añadió, "La tendencia en un suicidio es que el arma se mueva lateralmente, sin embargo la misma fue encontrada bajo el cuerpo del niño".
Una última cuestión está sorprendiendo, respecto a la versión que intentan vender las autoridades locales y la policía de que el niño de 13 años es el posible asesino de su familia. Según los resultados preliminares de la investigación, el padre habría muerto varias horas antes que el resto de la familia.

Casa de família morta amanheceu pichada. No portão do imóvel na Brasilândia foi escrito 'que a verdade seja dita'.
"Quye la verdad sea dicha". Varias pintadas con esa frase aparecieron en la fachada de la familia muerta. Reprodução/TV Globo


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