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lunes, 3 de junio de 2013

Turquía, multitudinarias manifestaciones contra el autoritarismo del gobierno

Un total de 1.700 personas han sido detenidas en el transcurso de las 90 manifestaciones que se han celebrado en las últimas 48 horas en distintas ciudades de Turquía, sobre todo en Estambul, Ankara o Esmirna, mientras la policía se ha retirado ya de las calles, en Estambul, y la violencia registrada en las horas precedentes se ha transformado en un ambiente festivo al considerar los participantes que han ganado la batalla al Gobierno turco. Las cifras fueron facilitadas por el ministro de Interior, Muammer Guler en unas declaraciones efectuadas a la televisión pública local. Pero que hay detrás de un movimiento que empezó con una protesta, pacífica, contra la propuesta de construcción de un edificio comercial donde, actualmente, existe un parque público. Las últimas decisiones del gobierno turco están siendo muy discutidas por un gran sector de la población que ve en las mismas una limitación a las libertades individuales y, al mismo tiempo, un intento de acercar al país hacia el islamismo mediante un estilo de vida con menos ocio, menos alcohol y menos libertades individuales, más acorde a un modelo de vida islamista.. Aunque las protesta surgieron en Estambul, contra el proyecto urbanístico, y Ankara, prohibición del beso público, por cuestiones diferentes, los manifestantes aseguran que en el fondo las cuestiones son otras más profundas y crítican el camino hacia el autoritarismo emprendido por el gobierno turco y especialmente del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), una agrupación de centroderecha con raíces islamistas, y la pretensión del Gobierno a marcar un modelo de vida más cercano a otros países islámicos que a los países europeos. Esto va más allá de los 600 árboles que quieren arrancar para realizar el proyecto urbanístico. Erdogan ha cambiado el sistema educativo, ha prohibido el alcohol, limitando su publicidad y consumo. "¡Lo están prohibiendo todo!", exclamó Zuhal Unsal, una enfermera de 28 años que se manifestaba en la Plaza Taksim. El Gobierno islamista moderado de Erdogan ha eliminado algunas restricciones que pesaban sobre la presencia de la religión en la esfera pública, como la enseñanza del Corán en la educación primaria. Además, hace unos días el Parlamento aprobó una ley que limita la promoción y el consumo de alcohol. Las pintadas que piden la dimisión del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se han multiplicado en el centro de Estambul y los manifestantes coinciden en que no se trata ya del parque, sino de impedir que el Gobierno actúe sin rendir cuentas a la ciudadanía. "No sé si salvaremos el parque, pero ya se trata de que nos salvemos nosotros", opinó una funcionaria que considera estas protestas "las mayores que se han dado en Estambul", al menos desde la llegada al poder de Erdogan, en 2003. Erdogan, por su parte, afirmó que la policía permanecerá desplegada y que no se dará marcha atrás en el proyecto que provocó las protestas y la represión policial, con un saldo de cerca de un centenar de heridos desde la mañana del viernes. Barricadas levantadas en las arterias comerciales de la ciudad y el lanzamiento de adoquines, repelidos por chorros de agua a presión y grandes dosis de gases lacrimógenos, mantienen en vilo a la población durante a lo largo de las últimos días, con sus respectivas noches, bajo el compás de las caceroladas en numerosos barrios. El primer ministro turco, Tayyip Erdogan, acusa al principal partido laico de la oposición de agitar la ola de protestas antigubernamentales. Edogan identificó al Partido Republicano del Pueblo (CHP) - creado en 1924 por el fundador de la Turquía moderna, un estado laico, Mustafa Kemal Ataturk - de atacar por una disputa que describió como "ideológica", para continuar diciendo en el canal público de televisión, "Creo que el principal partido de la oposición que está haciendo llamamientos a la resistencia en todas las calles está provocando estas protestas". Varias organizaciones de derechos humanos han denunciado la violencia policial. Amnistía Internacional denuncia que hay al menos "dos muertos" y más de mil heridos, aunque las cifras no han sido confirmadas y el Ministerio de Interior ha negado que haya muertos. La UE también ha manifestado su rechazo al uso "desproporcionado" de la fuerza por parte de la Policía de Turquía en la violenta ola de protestas en ese país y pidió al Gobierno y a los manifestantes que dialoguen y pongan fin a los enfrentamientos. La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, expresó en un comunicado su "profunda preocupación" por los choques registrados durante las protestas en Estambul y otras ciudades turcas.
Los incidentes más graves en el día de ayer se produjeron en la capital del país, Ankara, donde según publica la agencia EFE, en su página web, "Hay muchos heridos graves y no todos pueden ser atendidos, aunque hay médicos voluntarios y estudiantes de medicina. Los jóvenes escriben en sus brazos su grupo sanguíneo como precaución", explicó a esa agencia Ilhan Cihaner, un diputado del Partido Republicano del Pueblo (CHP), en la oposición, aunque otras ciudades como Esmirna o Bodrum se han unido al movimiento de protesta antiautoritario. ¿Será Taksim para Turquía lo que fue la plaza Tahrir para Egipto? Es lo que se preguntan ahora algunos analistas políticos dentro y fuera del país, que consideran que ésta puede ser una expansión de la Primavera Árabe hacia el país euroasiático. Especialmente por lo que podríamos denominar el tipo medio de los manifestantes. La mayoría son "jóvenes laicos y apolíticos de clase media que nunca protestaron en su vida y que ahora sorprende verlos lanzar piedras a la policía", explica Hamsici, periodista turco de la BBC, aunque la multitud de manifestantes es heterogénea y aglutina a grupos nacionalistas seculares, sindicatos, nacionalistas kurdos y activistas gays y lesbianas. El eslógan principal -presente en redes sociales, carteles y banderas- es "todos somos hijos de Ataturk", en referencia al hombre considerado como el padre de la Turquía moderna. Es decir, somos una república laica y estamos preocupados por el uso autoritario del poder del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, junto con una islamización progresiva. Con unas elecciones municipales en vista, se celebrarán el próximo año, el ruido de los cañones de agua y los gases lacrimógenos disparados, el ruido de la calle puede influir en el resultado de las mismas.
Durante el lunes ha habido protestas en las ciudades de Esmirna, Antalya, Adana, Eskisehir, Samsún, Antakya y Tunceli.
Imágen de la actuación policial.

El primer ministro de Turquía, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, inflexible en su voluntad de seguir adelante con el proyecto de edificar un centro comercial en el parque de Gezi, continuó calificando las protestas de
Manifestantes intentan refugiarse de los gases lanzados por la policía.

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