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miércoles, 12 de junio de 2013

Irán, celebra elecciones ante la indiferencia general y la candidatura virtual de la activista Zahra


zahra

Las elecciones presidenciales en Irán se presentan como un renovado desafío para a la continuidad de la República Islámica, donde el veto a los candidatos reformistas a favor de los conservadores genera malestar entre una ciudadanía que no vislumbra un cambio, en el actual intento de determinados sectores reformistas para se acercar al estilo de vida de Occidente.
El próximo viernes, 14 de junio, los ciudadanos iraníes están llamados a las urnas, en unas elecciones que no cambiarán el rumbo del país.
La elección del undécimo presidente de Irán tendrá una segunda vuelta caso que ninguno de los candidatos consiga obtener más del 50% de los votos, que se celebraría una semana después.
De acuerdo con la actual Constitución iraní, el actual mandatario Mahmud Ahmadineyad no tiene derecho a presentarse a un tercer mandato.
En el país no existe ambiente electoral y en la capital, Teherán, apenas hay signos de que las elecciones presidenciales vayan a celebrarse el próximo viernes. No se ven en las ciudades ni carteles ni banderas, no se escuchan las tradicionales caravanas nocturnas de simpatizantes.
Una confusa mezcla de opiniones políticas cambiantes, apatía e indecisión recorre toda la ciudad. Todo ello deja entrever que la contienda para reemplazar al presidente Mahmoud Ahmadinejad podría ser reñida y compleja, más allá del tamaño de los actos de campaña o la profundidad del vínculo de la sociedad con esta teocracia todopoderosa que controla el país.
"Desde hace cuatro años, tras la caótica reelección de Ahmadinejad y la consiguiente represión de los grupos opositores, el establishment islámico y sus custodios, encabezados por la Guardia Revolucionaria, mantienen un férreo control de la república islámica. Todas las decisiones clave siguen pasando por sus manos, incluyendo la dirección del programa nuclear y el nivel de apoyo a sus aliados regionales, como la Siria de Bashar al-Assad", publicaba ayer el periódico argentino La Nación.
Las elecciones permitirán designar al sucesor de Mahmud Ahmadinejad, quien permaneció ocho años en el cargo. Durante su presidencia las potencias occidentales impusieron sanciones a Irán , por considerar que el programa nuclear iraní procura fabricar la bomba atómica. Aunque Irán niega categóricamente que busque dotarse de un arma nuclear, y asegura que su programa nuclear es exclusivamente para uso civil.
El resultado de las elecciones determinará si el gobierno que ascienda se rebelará o mantendrá el dinamismo del programa atómico, que ha avivado el nacionalismo pero también dividido al país.
El Consejo de Guardianes de la Revolución, órgano que filtra a los candidatos, rechazó, para estas elecciones, la candidatura de 30 mujeres por el único motivo de ser mujeres, quienes al igual que los hombres ateos, los no practicantes, los fieles de las minorías religiosas, incluidos los musulmanes sunitas y los chiitas ismaelitas, no pueden ser presidentes.
En 2009, los dos candidatos reformistas, Mir Hosein Musavi y Mehdi Karubi, rechazaron la reelección de actual presidente Mahmud Ahmadinejad y convocaron manifestaciones en contra de un "fraude masivo". Miles de activistas fueron entonces detenidos y la represión de las protestas dejó un saldo de 32 muertos, según las autoridades, o de 72, según los datos que facilita la oposición. Para impedir posibles protestas, tras estas elecciones, ya han adelantado el cierre del año académico, han bajado la velocidad de internet, han suprimido los debates electorales televisados y han llenado las calles de agentes antidisturbios.
Todo parece indicar que el triunfo de los sectores conservadores y cercanos al ayatolá Alí Jamenei, está preparado. Sólo no parece definido cual de ellos será el vencedor. 
El Consejo de Guardianes de la Revolución, que controla la vida política, sólo ha aceptado ocho de las 686 inscripciones presentadas, cinco conservadoras cercanas al líder supremo, el ayatolá Ali Jameini, dos considerados reformistas moderados, una, según las últimas informaciones, se ha retirado en las últimas horas para dar más posibilidades a la restante, y un independiente.
Rohaní, el denominado candidato reformista, se ha convertido en la última esperanza de aquellos iraníes que desean mayores libertades y el fin del aislamiento internacional de su país. Pero más que el resultado que pueda lograr, lo que está en juego es si los reformistas y los moderados (también llamados centristas o pragmáticos) pueden unirse y hacerse oír.
Sin embargo existe una figura, virtual, que será la gran triunfadora de estas elecciones.
En 2009, Zahra, personaje de ficción, y su familia, junto con millones de iraníes salieron a las calles para exigir elecciones justas y libres. Su hijo, Mehdi, desapareció y luego fue encontrado muerto. Zahra, una profesora y ahora una madre de luto, es candidata a la presidencia de Irán, para que las generaciones futuras puedan vivir en una sociedad democrática, pacífica y próspera.
La visión de Zahra para el futuro es una sociedad abierta, inclusiva y verde. En un mar de candidatos compinches controlados por el líder supremo de Irán, Zahra es la única candidata que se presenta en una plataforma de derechos humanos y por la democracia, así como la única que pide la absoluta igualdad de todos los ciudadanos iraníes ante la ley. Zahra exige el derecho del pueblo iraní a determinar su propio destino en unas elecciones justas y libres.
Zahra es una maestra de 53 años, y la protagonista de la novela gráfica El paraíso de Zahra (Norma) que fue creada por dos iraníes exiliados en EE.UU. basándose en retazos verídicos de decenas de historias contadas por los familiares y allegados de aquellas personas, la mayoría estudiantes que "desaparecieron" en la cárcel de Evin tras ser detenidos por los guardias de la revolución durante las manifestaciones, en las que cientos de miles de iraníes reclamaban transparencia en el proceso electoral. 
Es en 2009, que se gesta este personaje. Tras los sucesos conocidos como la 'Marea Verde', la violencia que se generó en las elecciones de 2009, cuando las protestas fueron acalladas con la muerte, la tortura y las violaciones de muchas jóvenes iraníes. Así se creó una red de activistas dispuestos al cambio.
El personaje se convirtió en una celebridad y ahora, tras la reciente prohibición, decretada por el régimen, de que las mujeres se presenten al cargo de presidente, es el símbolo para muchos iraníes. En su programa electoral, que puede leerse en su página web (que la censura iraní mantiene bloqueada) se pide la abolición de la pena de muerte, la liberación de los prisioneros políticos y la igualdad entre hombres y mujeres. Aún así su mensaje llega diariamente a miles de iraníes en forma de correos electrónicos.
La propaganda que presenta a Zahra como candidata a las elecciones de Irán. | E. M.
La propaganda que presenta a Zahra como candidata a las elecciones de Irán. | E. M.

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