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domingo, 12 de mayo de 2013

Bulgaria, celebra sus elecciones en medio del descontento popular

Los ciudadanos de Bulgaria están acudiendo este domingo a las urnas en un ambiente de tensión e inquietud debido a las sospechas de fraude, y en medio de un descontento generalizado de la población del país. La incautación de 350.000 papeletas falsas en la víspera de los comicios ha puesto en guardia al electorado que teme unos resultados amañados. La sospecha recae sobre el partido conservador GERB que estuvo en el poder hasta el pasado mes febrero.
Las elecciones parlamentarias se celebran tres meses después de la dimisión de Boiko Borisov, que fue Primer Ministro de Bulgaria desde julio del 2009 hasta marzo del 2013, asediado por los manifestaciones que protestaban contra la corrupción y la pobreza que desangran al país más pobre de la Unión Europea.
Las manifestaciones se sucedieron durante días en todas las ciudades del país. Los gritos de la gente de "¡Mafia, mafia!", "¡Todos fuera!" o "¡Nosotros somos el Estado!" se alternaron con el sentido canto del himno nacional mientras duraron las protestas. Finalmente el gobierno se vió obligado a dimitir en bloque.
45 partidos y coaliciones se presentan a unos comicios que serán seguidos muy de cerca, por unos 300 observadores internacionales, ante la preocupación de que se produzca algún tipo de fraude electoral.
Los colegios electorales de Bulgaria abrieron hoy sus puertas a las 7.00 horas (hora local) para unas elecciones legislativas, anticipadas, a las que están convocados 6,8 millones de votantes.
Pero paradojas de la vida, según informa la agencia EuroNews "El ex guardaespaldas Borisov parece haber recuperado apoyo y el partido conservador que lidera, el GERB, es favorito con su férrea política de austeridad, que ha convertido a Bulgaria en uno de los países con la economía más saneada de Europa, aunque eso haya supuesto el ahogo de un sector de la sociedad con la congelación de los pírricos salarios y las pensiones búlgaras". A pesar de los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos durante la campaña electoral.
Precisamente el efecto de éstos, en primer lugar una trama de escuchas ilegales, y en segundo, la presunta compra de votos, son la esperanza de los socialistas, herederos del partido comunista búlgaro, segundos en las encuestas, con un 20% de los votos, unos cinco puntos abajo, en las intenciones de voto, de los conservadores.
En su edición digital de hoy publica el diario catalán La Vanguardia "En un contexto de creciente crisis económica y una difícil situación social en la que la población búlgara no puede aguantar el crecimiento lento pero continuado de la inflación y los bajos salarios, el elector búlgaro desconfía fuertemente de los políticos y de sus programas. Las encuestas muestran que la mayoría de los búlgaros no sólo no saben a quién votar, sino que tampoco tienen claro si van a ir a votar, ya que se sienten ofendidos y engañados por una élite política corrupta".
De las encuestas, previas, se desprende un escenario político fragmentado. Ningún partido lograría la mayoría, con los socialistas a muy corta distancia de Borisov, lo que posiblemente obligará a negociar pactos para gobernar que se presentan complicados e inciertos.
A pesar del gran número de partidos y coaliciones que se presentan a los comicios, según indican las encuestas, sólo cuatro formaciones entrarán en el Parlamento.
Estos serían: los conservadores de Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), el Partido Socialista. Las otras dos formaciones que, supestamente, superarían el umbral mínimo del 4 por ciento para entrar en el Parlamento de 240 escaños son el DPS (Movimiento de Derechos y Libertades), partido liberal que engloba a los búlgaros de origen turco, con una previsión cercana al 8% de los votos, y el ultranacionalista Ataka, con un importante crecimiento en los últimos meses, en gran medida aprovechándose del descontento popular con la crisis que envuelve el país.
Otras formaciones como Bulgaria de los Ciudadanos, de la antigua comisaría europea Meglena Kuneva, y el partido RZS (Orden Ley y Justicia), ambos de tendencia centrista, y que apoyan una mayor representación de la ciudadanía en la política y los programas de lucha contra la corrupción, podrían llegar a superar el límite establecido para entrar en el Parlamento.
En el país más pobre de la UE, el 22 % de sus 7,3 millones de habitantes vive con el salario mínimo de 155 euros, mientras que casi la mitad de la población -un 49 %- corre el riesgo de caer en la pobreza, según los últimos datos de Eurostat, las perspectivas de una baja participación del electorado, posiblemente inferior al 50%, preocupa en diversos sectores.
La llegada de la primavera está aliviando a las muchas familias que en pleno invierno no podían pagar la calefacción, con facturas que devoraban la mitad de su renta mensual. Por motivos como ese, desde febrero, siete hombres, en acciones separadas, se prendieron fuego en la calle, falleciendo posteriormente, en un gesto desesperado de protesta.
En estas elecciones se da el curioso caso que, por temor a posibles irregularidades, cinco partidos han encargado al Instituto austríaco de Investigaciones Sociales (SORA) un recuento paralelo de los votos.
En cuanto a los programas electorales, los socialistas ofrecen crear 250.000 puestos de trabajo y subir los impuestos hasta el 20% para las rentas altas. Los conservadores afirman que mantendrán sus recetas de disciplina fiscal, que tan caras le salieron en el pasado, aseguran bajos impuestos y una importante inversión en infraestructuras, sufragadas en buena parte con fondos de la Unión Europea, a la que el país se adhirió en 2007.
Mientras el ultranacionalista Ataka (Ataque), un partido que algunos consideran de extrema derecha -beligerante con Europa, racista con la minoría turca y con los gitanos del país-, se centra en recoger la insatisfacción y el descontento de los ciudadanos.
Un estudio reciente mostró que el 12 por ciento de los búlgaros estaba dispuesto a vender su voto. Entre 50 y 75 euros es lo que puede obtener el elector que acuda el domingo a las urnas en Bulgaria, si vota por el partido que ofrece ese pago en estas elecciones legislativas anticipadas. El dinero al contado no es la única forma de pago, los políticos ofrecen también abonar facturas de luz y agua, o asegurar a una familia la comida de varios días, remuneraciones nada despreciables para una población cuyo salario mensual mínimo es de 155 euros, según indica la agencia EFE.

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