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viernes, 10 de mayo de 2013

Bangladesh, más de un millar de muertos, un ejemplo de enriquecimiento a cualquier precio

Han pasado 21 días desde la mayor catástofre de la industria textil en Bangladesh. Desde aquel fatídico 24 de abril las víctimas han ido creciendo día tras día, en un recuento triste y dramático de las personas encontradas en las ruinas del edificio. Ayer fueron 121 los cadáveres encontrados, con eso la cifra se incrementó hasta más del millar de muertos. Un alto precio para nuestro vestuario cotidiano.
Pero los días van pasando y todavía no se ha visto una declaración de las grandes marcas que usaban esos trabajadores en semi esclavitud para distribuir sus prendas por imnúmeras tiendas alrededor del mundo.
Comentarios vacíos, promesas de "recarcimientos", pero lo cierto es que ya deben estar buscando quienes sustituya esas 1.022 vidas perdidas por un afán de enriquecimiento a cualquier precio, como lo buscan miembros de la sociedad no tan bien catalogados socialmente como quienes están por detrás de las grandes marcas. Al final para algunos deben ser sólo 1.022 bangladíes muertos, piezas de una maquinaria de mano de obra barata fácil de substituir dada las condiciones económicas que rigen en esos países, y la facilidad para explotar a otros seres humanos.
El de ayer fue el mayor número de víctimas encontrados en un día, desde el desplome del edificio donde trabajaban miles de personas en condiciones infrahumanas, para beneficio de unos pocos, o quizás de mucho si llevamos en consideración quienes comprabamos la ropa de esas marcas, aunque ni siempre sus precios estuviesen en relación con el coste o los salarios que se pagaban para su producción.
Más de 1.000 muertes y 2.437 personas heridas, física o psicológicamente, deben considerar las empresas, aunque ellas no lo quieran asumir, responsables por la tragedia un coste muy bajo para los beneficios que consiguen manteniendo seres humanos en esas condiciones de trabajo.
La tragedia en el edificio es la peor ocurrida en la historia en el sector de la ropa y la confección; rebasa totalmente las de los incendios del año pasado en los que murieron 260 personas en Pakistán y 112 en Bangladesh, en un incendio en el mes de noviembre. También excede el desastre de 1911 en el que perdieron la vida 146 trabajadores en la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York.
La industria textil representa el 78 % de las exportaciones de Bangladesh, unos 19.000 millones de dólares, según los últimos datos oficiales.
El sector cuenta con 5.400 fábricas y más de cuatro millones de trabajadores, la mayoría de ellos mujeres. Sin embargo, los analistas critican que esa predilección se debe básicamente a que la mano de obra es la más barata del planeta.
La ONU ha instado a las firmas mundiales de ropa que mejoren las condiciones de los empleados que tienen en Bangladesh. Las compañías internacionales Primark, El Corte Inglés, Bon Marché, Joe Fresh, Benetton e Inditex, entre otras, producen sus productos en alguna de las empresas locales implicadas en el siniestro, y otras como Mango habían hecho pedidos de prueba en los talleres.
En el último medio año se han registrado cuatro graves siniestros mortales en Bangladesh, tres incendios y un derrumbe, en fábricas del ramo, el último de ellos un incendio ayer en un barrio de Dacca que causó la muerte a ocho personas.
La Clean Clothes Campaing, una asociación de defensa de los trabajadores del sector textil, con sede en Amsterdam ha informado que más de 700 empleados de la confección han muerto en diferentes incendios, en el país, desde el año 2006.
Las marcas occidentales, en un acto de hipocresía moral, critican las condiciones de trabajo de los talleres del país, pero no cesan de encomendarles trabajos, cerrando sus ojos para los denominados "talleres de la miseria".
"Las marcas internacionales tienen la responsabilidad de actuar con diligencia y de abordar su propio impacto sobre la situación de los Derechos Humanos", ha dicho el jefe del grupo de expertos de la ONU sobre negocios y Derechos Humanos, Pavel Sulyandziga.
Para afirmar posteriormente, "Si están relacionados de algún modo con el impacto negativo sobre los Derechos Humanos de sus proveedores, tienen la responsabilidad de ejercer su influencia como compradores para provocar el efecto contrario".
Este es un caso, donde nosotros, consumidores activos de muchas de esas prendas, podemos hacer la diferencia, exigiendo, en un acto solidario con las víctimas y los trabajadores del sector, una mejora en las condiciones de esas personas que al final permiten que en nuestros guardaropas se encuentren piezas provenientes de los "talleres de la miseria".
Ayer jueves ocho personas murieron cuando un incendio arrasó una fábrica de vestuario en un distrito industrial en la capital de Bangladesh, Daca, según afirmaron funcionarios de la policía y una asociación industrial.
Bangladesh anunció el miércoles el cierre de 18 fábricas textiles en Dacca y Chittagong, la segunda ciudad del país, tras comprometerse con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a tomar medidas inmediatas para reforzar la seguridad en las fábricas a raíz del drama del Rana Plaza, pero de nada servirá esta acción si las multinacionales occidentales del textil continuan exigiendo precios irrisorios, para mantener sus lucros.
En medio de la tragedia, el milagro de una mujer rescatada viva esta mañana, tras 22 días sumergida entre escombros.
Llega a mil muertos cifra por derrumbe en Bangladesh
Decenas de personas siguen buscando a sus familiares.(Foto:Reuters)

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