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jueves, 11 de abril de 2013

Siria, aumentan los ataques indiscriminados a civiles

La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) presentó ayer un informe de 80 páginas titulado "Muerte bajo el cielo: Ataques aéreos deliberados e indiscriminados contra civiles" (Death from the Skies: Deliberate and Indiscriminate Air Strikes on Civilians). El mismo se preparó a partir de visitas a 50 localidades y más de 140 entrevistas con testigos y víctimas en las zonas controladas por la oposición donde se produjeron ataques aéreos lanzados por el gobierno, en las provincias de Alepo, Idlib y Latakia, según indica la propia organización en su página web.
Los ataques aéreos documentados por Human Rights Watch dejaron un saldo de al menos 152 civiles muertos. Según una red de activistas locales sirios, los ataques aéreos han causado la muerte de más de 4.300 civiles en todo Siria desde julio de 2012.
"La Fuerza Aérea Siria ha efectuado reiterados ataques aéreos contra civiles en forma deliberada e indiscriminada. Estos ataques constituyen graves violaciones del derecho internacional humanitario (leyes de guerra), y las personas que cometen estos abusos intencionalmente son responsables de crímenes de guerra", denuncia HRW.
En el mes de febrero, esta organización denunció que el gobierno de Siria habría lanzado, al menos 4 misiles que mataron a más de 140 personas. Los ataques habrían sido lanzados en áreas densamente pobladas en la ciudad de Alepo y sus alrededores, durante la semana del 17 de febrero, lo que además de una gran cantidad de muertes provocó daños materiales importantes en las zonas bombardeadas.
"En todas las aldeas, encontramos a una población civil aterrorizada por la fuerza aérea de su propio país," indicó Ole Solvang, un investigador de Human Rights Watch que trabaja en contextos de emergencia y visitó las zonas centrales de los ataques, para entrevistar a numerosas víctimas y testigos. "Estos ataques aéreos ilícitos mataron e hirieron a numerosos civiles, y sembraron un camino de destrucción, temor y desplazamiento" continúa diciendo.
Tras inspeccionar las zonas residenciales más afectadas por los misiles, esta organización humanitaria concluyó que no había ninguna evidencia de que existieran, en la zona, blancos militares de los rebeldes al gobierno sirio, que pudieran haber motivado dichos ataques. En consecuencia los mismos pueden considerarse como ilegales bajo las leyes de la guerra y el derecho internacional.
La organización denuncia también el uso de armamento prohibido internacionalmente como las bombas de racimo, "prohibidas por la mayoría de los países debido a su naturaleza indiscriminada" según señala HRW, por parte del régimen y métodos de ataque, como el lanzamiento indiscriminado de proyectiles desde helicópteros que sobrevuelan a gran altura, que no permiten distinguir entre civiles y combatientes. 
La organización informó que había documentado el uso por parte de las tropas gubernamentales de más de 150 bombas de racimo en 119 sitios, desde octubre del pasado año. Por ello, ha instado "a gobiernos y empresas a cesar inmediatamente la venta o el suministro de armas, municiones y materiales a Siria ante las evidencias contundentes de que el Gobierno está cometiendo delitos de lesa humanidad".
En el informe presentado ayer Human Rights Watch afirma que durante las investigaciones y entrevistas realizadas in situ, la organización reunió información que indica que, en ocho ocasiones, fuerzas del gobierno efectuaron ataques deliberadamente contra cuatro panaderías donde civiles estaban formando fila para recibir pan, y lanzaron artillería contra otras panaderías. Los reiterados ataques aéreos contra dos hospitales, ubicados en las zonas a las que tuvieron acceso, sugieren de manera contundente que la ofensiva del gobierno contra estos establecimientos también se llevaron a cabo de manera deliberada. Cuando HRW visitó ambos hospitales, ya habían sido atacados siete veces.
El miembro de esta ONG, Ole Solvang comentó que, "El Consejo de Seguridad, debido al veto de Rusia y China, ha fracasado en la adopción de pasos significativos para proteger a los civiles en Siria -dijo Solvang-. Esto no debería detener a los gobiernos concernidos para que aumenten sus esfuerzos de presión al Ejecutivo sirio para detener estas violaciones".
Pero recordó que "la obligación de minimizar el daño causado a la población civil se aplica a todas las partes involucradas en un conflicto". En este sentido, también criticó que "el Ejército Libre Sirio (ELS) y otros grupos armados opositores no han adoptado todas las medidas posibles para evitar desplegar fuerzas o instalar estructuras militares en zonas densamente pobladas".
Ayer el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), afirmó que tras los ataques del miércoles a las localidades de Al Sanamein y Ghabagheb, las tropas sirias dejaron un reguero de sangre y abusos. Según esa organización "El número de muertos por disparos, bombardeos, ejecuciones sumarias y enfrentamientos entre rebeldes y soldados el pasado miércoles asciende a 57, según un nuevo balance"
La cifra está compuesta por 16 rebeldes, 12 soldados del régimen, 7 mujeres, 6 niños y otros 16 civiles.
HRW subió ayer a la página de YouTube un impresionante vídeo, con algunas imágenes realmente duras e impactantes, sobre los efectos de los bombardeos de las tropas gubernamentales.

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