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viernes, 5 de abril de 2013

Los políticos y sus problemas con los títulos universitarios

Hace poco más de un mes comentábamos la dimisión de Annette Schavan, el 9 de febrero de 2013, como Ministra de Educación y Ciencia de Alemania, ya que las autoridades universitarias consideraron probado el plagio cometido por ella al incluir en su tesis doctoral un trabajo intelectual que no era suyo, después de negarlo durante varios meses.
Ahora le ha tocado el turno a otro prominente político: Miguel Relvas, ministro portugués de Asuntos Parlamentarios, y uno de los miembros más influyentes del actual Gobierno por su cercanía al primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, se ha visto obligado a presentar su dimisión por mentir en su currículum académico. En una rueda de prensa celebrada ayer por la tarde tras el Consejo de Ministros, comentó respecto a su salida que se trataba de una decisión personal. Él mismo dijo: "Salgo por voluntad propia, ya no tengo condiciones anímicas para continuar". La verdad, parece que pocos políticos son capaces de asumir las consecuencias de sus actos. Miguel Relvas se ha visto obligado a dimitir porque existe un informe en manos del Ministro de Educación que certifica la fraudulenta obtención por parte del ex ministro de la carrera de Ciencias Políticas. 
Según publicaba ayer, en su edición digital, el periódico portugués Expresso, el relatorio enviado al Ministerio Público en relación al entonces alumno Miguel Revas dice que el ex ministro tuvo convalidadas 32 materias de las 36 que componían la licenciatura de Ciencias Políticas. El motivo, según el propio diario, "gracias a los créditos atribuidos por reconocimiento de su experiencia profesional". Pero además, de las cuatro disciplinas que tenía que cursar, sólo se presentó a las pruebas finales de tres, no existiendo ninguna constancia de la realización de ninguna prueba en la cuarta materia. A pesar de todo consiguió su título. Según consta en el historial académico, Revas consiguió terminar la carrera en un año y medio, o sea todo un joven prodigio.
Como sucede con todos los políticos, después de casi un año de negar cualquier tipo de acción fraudulenta en la consecución de su titulación, las pruebas lo dejaron sin cargo.
Pero yo me pregunto, ¿para que quiere un político un título universitario, salvo para colocarlo en la pared de su escritorio? Pues un político no necesita mucha sabiduría para decir las pocas frases que dicen, como aprendidas por un papagayo, "yo no he sido", "no estoy involucrado en esa trama", "yo no sé nada de nada", "todo es una conspiración de la oposición (de derechas, izquierdas o judeo masónica)", "nunca dimitiré de mis cargos pues imputado no significa culpable". O sea, con memorizar cuatro o cinco frases tienen su carrera política resuelta, por lo que tampoco son necesarias grandes dotes oratorias para salir de determinadas situaciones problemáticas. 
Si recibes dinero en sobres, como no firmas, tampoco necesitas saber escribir (siempre se puede marcar con una "X" el recibí); si te llevas dinero a otro país sólo debes conocer las carreteras menos transitadas o los aeropuertos más oscuros, pues contar ya lo hace el banco cuando llegas; si robas, como no necesitas defenderte, tampoco precisas saber decir cuando te preguntan cómo se declara, "soy inocente Señoría".
Ni se requieren muchas nociones de geografía; pueden preguntarle al ex ministro de Defensa, Federico Trillo que, estando en Irak visitando las tropas de El Salvador que estaban en ese país, hizo gritar a la tropa, "Viva Honduras"; al final son países limítrofes.
Tampoco es necesario conocer mucho la propia lengua y sus sinónimos para decir cuatro palabras; a veces saber más puede ser peligroso, como le pasó a Zapatero en Rusia, cuando después de firmar un acuerdo para potenciar el turismo dijo: "(éste) servirá para estimular, para favorecer, para follar (coger en la mayoría de países latinoamericanos), para apoyar ese turismo".
O como José María Aznar y Mariano Rajoy, que tienen un lenguaje común para definir un acto aburrido: "Vaya coñazo que he soltado", dijo el primero al terminar su discurso en la Cumbre de Barcelona en 2002, cuando ejercía como presidente de turno de la Unión Europea; o "Mañana tengo un coñazo de desfile", el segundo, refiriéndose al desfile de las fuerzas armadas del 12 de Octubre.
Ni tan sólo hay que ser un gran amante del deporte, aunque tampoco puedes estar pensando siempre en las multinacionales como le pasó a José Blanco, ex vicesecretario general del PSOE, ex portavoz y Ministro de Fomento del gobierno Zapatero, que confundió el nombre de Serge Ibaka, jugador de baloncesto, nacionalizado español, por el de Ikea. En una rueda de prensa el ex ministro dijo: "Decía 'Ikea' (dijo el ministro en lugar de Ibaka) que: Me he formado como jugador y como persona en España y sería un honor devolver en la pista todo lo que me ha dado en la vida". 
Como casi nadie entra en prisión robe lo que robe, diga lo que diga o haga lo que haga, tampoco necesitará aprender un lenguaje más popular y adecuado a la nueva ubicación.
Para obtener esos mínimos conocimientos no necesitan titulación académica alguna, y en consecuencia posteriormente no se verían en estos apuros, porque además en la Universidad no te enseñan a callarte para no ser 'pillado', o sorprendido a micrófono abierto, como le pasó ayer al Presidente de Uruguay, José Mujica, cuando dijo "esta vieja es peor que el tuerto", refiriéndose a la Presidenta argentina Cristina Kirchner y a su difunto esposo Néstor Kirchner. El Presidente uruguayo continuó sus despropósitos, sin percibir que había un micrófono abierto y dijo: "El tuerto era más político, esta es terca". A continuación recordó el regalo de Cristina Kirchner al Papa Francisco "A un Papa argentino, que vive 77 años ¿le va a explicar lo que es un mapa? Digo, ¿lo que es un mate y un termo?", cuando parecía, por las imágenes del momento de la entrega, que Cristina Kirchner le estaba explicando eso mismo al Papa. Cuestión que, si realmente era así, también tiene... 
Tampoco es necesario tener conocimientos de historia mundial. Fue el caso del Presidente chileno, Sebastián Piñera. En una visita a Alemania en 2010, el presidente chileno cometió un error que demostraba su falta de conocimiento sobre la historia del país germánico. Después de visitar al entonces mandatario alemán Christian Wullf, Piñera eligió una desafortunada frase para dejar plasmada en el libro de visitas de la presidencia germana. El presidente chileno escribió una frase que había aprendido de pequeño en un colegio alemán de Santiago, "Deutschland über Alles" ("Alemania por encima de todo"), sin conocer sus antiguas connotaciones políticas. La frase daba comienzo al himno alemán durante la época del nazismo y está fuertemente asociada al movimiento iniciado por Adolf Hitler. Piñera, cuando descubrió su gran error, quiso esfumarse como niebla, pero como eso era físicamente imposible, se tuvo que limitar con formular disculpas a diestro y siniestro. ¿Qué estudiaría en ese colegio alemán si desconocía algo tan crucial en la historia alemana?
Para no extenderme más en los interminables casos de errores históricos de los políticos, os dejo uno de los más increíbles.
El ex-presidente estadounidense Ronald Reagan, durante una cena oficial en Brasil en 1982, ofreció un brindis a los asistentes. El problema fue que el brindis lo hizo "por el pueblo de Bolivia". Un pequeño error de conocimientos geográficos, que intentó subsanar diciendo que ese país era su próxima escala en el viaje. Pero el ex mandatario se complicó pues la escala era en Colombia. El país andino ni siquiera formaba parte del recorrido oficial. El mismo reconoció posteriormente que la geografía no era su fuerte. ¿Quién lo diría después de tanto error?

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