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martes, 30 de abril de 2013

Egipto, la epidemia de la violencia sexual

Las mujeres en la plaza Tahrir de El Cairo protestaron en el segundo aniversario de la revolución del 25 de enero. 
Mohamed Abd El Ghany / Reuters


El periódico, estadounidense, New York Times dedicaba el pasado mes de marzo un reportaje especial a una situación que preocupa, especialmente, a las mujeres egipcias. El gran número de mujeres víctimas de abusos sexuales y violadas en las calles y plaza públicas. Según publica el diario "se había vuelto demasiado grande para ignorarlo".

Son varias las organizaciones nacionales e internacionales que se están haciendo eco del grave problema por el que atraviesan las mujeres en Egipto sin distinción de edad. Como publica la organización Amnistía Internacional en su informe "Stop a la violencia sexual en Egipto", "Casi todas las muchachas y mujeres -independientemente de su edad, estatus social o forma de vestir que han caminado por las calles o viajado en el transporte público de El Cairo han sufrido alguna forma de agresión sexual, verbal o física".

El número de agresiones contra las mujeres ha aumentado exponencialmente en los últimos meses.
Los ataques, que van desde la violencia verbal a los tocamientos pasando por violaciones colectivas, suceden en muchos casos en plena calle, y a plena luz del día.

La calle, los mercados, los medios de transporte... cualquier lugar es idóneo para un roce leve, un apretón, un pellizco o un toqueteo en toda regla. Los más sofisticados buscan con el codo los senos al cruzarse con una mujer en la acera, los menos educados susurran frases obscenas o deslizan sus manos a nalgas y pubis. Y no se trata de la excepción, sino de la regla. 

Es en definitiva un fenómeno institucionalizado y rara vez castigado.   

En su lucha las mujeres están encontrando la indiferencia de la nueva élite política, indignada con el papel de las mismas durante la Primavera Árabe, llevando, junto a los hombres, su repulsa a la dictadura de Hosni Mubarak a la calle.

Una de las voces más críticas con el papel que intentan jugar las mujeres en Egipto lo encontramos, según publica el NYT, en el general de la policía, diputado e islamista conservardor Adel Abdel Maqsoud Afifi, quien comentó para ese periódico neoyorquino "A veces una niña o mujer aporta el 100 por ciento de su propia violación cuando ella se pone en determinadas condiciones, o sale a la calle a protestar junto a los hombres".

Otra voz crítica con el papel de la nueva mujer egipcia lo encontramos en Reda Saleh Al al-Hefnawi, un diputado de la Hermandad Musulmana, partido político en el poder, quien respondió, cuando fue preguntado respecto a la actitud del gobierno en ese tema, en una reunión parlamentaria "Las víctimas femeninas habían invitado a los ataques por participar en protestas públicas. ¿Cómo le piden al Ministerio del Interior para protegerlas cuando se ponen de pie entre los hombres, o se viste de forma inapropiada?".  Como si el actuar junto a los hombres en cualquier actividad o vestir ropas cortas, ajustadas o simples ropas occidentales, permitiese a éstos agredir a las mujeres.

El considerable aumento de las agresiones sexuales, en un país donde el acoso sexual siempre ha sido preocupante a nivel de palpar en las vías públicas o verbalmente, en los últimos dos años ha desatado una nueva batalla en el país, en un debate sobre quién tiene la culpa, y el mismo se ha convertido en un ejemplo descarnado y doloroso de las convulsiones existentes en Egipto. 

Bajo la presidencia de Hosni Mubarak, la policía, omnipresente, había mantenido los asaltos y abusos sexuales alejados de las plazas, de las calles y, en consecuencia, del ojo público. Pero desde la salida de Mubarak en 2011, la retirada de las fuerzas de seguridad han permitido este altísimo incremento de asaltos y abusos sexuales al punto de estallar a la luz pública, y que está aterrorizando a las mujeres egipcias.

Su repercusión ha sido tan grande que determinadas sociedades y organismos, como el Club Prensa Asturiana, en la ciudad de Oviedo (España), dedicaron la pasada jornada del Día Internacional del Libro (23 de abril) a exponer públicamente la situación de las mujeres en Egipto, dentro de una campaña iniciada por Amnistía Internacional.

"Había un hombre sentado a mi lado. Tenía un ordenador en las rodillas y tenía las manos sobre el teclado. Pero había algo extraño que me incomodaba. Pensaba que debía decirle que se apoyara en el brazo de su sillón y no en el mío. Pero en cuanto moví un poco el brazo aprovechó para tocarme. En ese momento sólo pensé en atacarle. Desafortunadamente, nos hemos acostumbrado a este tipo de cosas", explicó una víctima de acoso sexual para la agencia de noticias Euronews.

"No puedo salir a la calle sin que alguien me toque. Se ha convertido en algo normal aunque es asqueroso, pero qué puedo hacer", comenta otra mujer.

La Comisión de Derechos Humanos del Senado, se ha limitado a aconsejar a las mujeres que no se unan a las protestas callejeras debido a que su presencia incita a los abusos, y que vistan de manera adecuada. Una prueba más de la violación sistemática de los derechos de las mujeres según la principal asociación de mujeres del país.

El 25 de enero, una mujer que protestaba en la plaza Tahrir fue atacada por un centenar de hombres, mientras otro grupo de manifestantes intentaba salvarla. Ese mismo día se produjeron veinte incidentes similares. Las imágenes, que dieron la vuelta al mundo, dan una idea de la amplitud del fenómeno, según recogía la agencia Euronews, en una información del pasado 19 de febrero.

Días antes, un conocido clérigo fundamentalista, había hecho "las mujeres que van a la Plaza Tahrir están pidiendo que las violen". 

Los hombres y las mujeres se manifestaron juntos pacíficamente en la plaza Tahrir durante los embriagadores 18 días y noches que llevaron al derrocamiento de Mubarak. Pero a los pocos minutos de su partida a la amenaza reapareció en un ataque de un grupo a la corresponsal sudafricana, de la CBS News, Logan Lara. No existen estadísticas oficiales sobre las mujeres agredidas - en parte porque pocas mujeres denunciar los delitos -, pero todos reconocen que los ataques han crecido más audaz y más violentas.

En el segundo aniversario de la revolución, el 25 de enero, el núcleo simbólico de la revolución -la Plaza Tahrir- se convirtió en una zona prohibida para las mujeres, especialmente durante la noche. Durante una manifestación que tuvo lugar ese día, contra las medidas islámicas, que quiere aprobar el gobierno, se produjo una extraordinaria ola de agresiones sexuales -por lo menos 18 fueron confirmadas por grupos de derechos humanos, y más, como consta en un informe de testimonios recopilados por la organización New Woman Foundation, el centro Nazra de Estudios Feministas y el Centro El-Nadeem para la Rehabilitación de las Víctimas de la Violencia y la Tortura. Según el mismo sólo el 25 de enero de 2013, veinte mujeres fueron agredidas en la plaza Tahrir y sus inmediaciones.

Según se puede leer en la página web de la organización Igualdad Ya, la periodista egipcia Hania Moheeb fue una de las mujeres sexualmente agredidas durante los actos conmemorativos del segundo aniversario de la revolución en la plaza Tahrir. En sus declaraciones a esa organización, Hania relató lo siguiente: "En apenas unos segundos, los hombres que por sus gritos parecían querer ayudarme comenzaron a tocar rápidamente mi cuerpo, me arrancaron la ropa y violaron agresivamente mis partes íntimas". Hania, de 42 años, relató cómo un grupo de hombres la habían rodeado, le quitó la ropa y la violó durante tres cuartos de hora. 

"De repente se me echó encima una marea de gente. Estuve unos cinco minutos tirada en el suelo, mientras millones de manos me violaban [...] En un segundo me quitaron la chaqueta y el sujetador, me tiraban de la camisa y los pantalones para sacármelos, había perdido la gafas en el tumulto […] Me pisaban, me tiraban del pelo […] No les veía ya la cara. No podía respirar; me ahogaba. Tiraban de mí y me empujaban en todas direcciones [...] No podía ya caminar [… ] Estaba paralizada, tenía la mente en blanco y pensé que iba a morir", declara Dalia Abdel Wahab, agredida sexualmente en una marcha de protesta organizada por mujeres el 25 de enero 2013, para la organización Amnistía Internacional, según difunde ésta, en su página web, en la campaña contra la violencia en Egipto.

Son muchos más los relatos que se pueden encontrar cuando se profundiza en el tema, y a través de diversas fuentes.  

Los defensores de derechos de las mujeres dicen que el proyecto de ley, que no ha iniciado ni el proceso de discusión, no haría nada para proteger a las mujeres de las actitudes sociales y el desprecio que deben enfrentar las víctimas de agresión en los hospitales y centros policiales -por no hablar en el propio Parlamento del país- si tratan de presentar denuncias legales.    

Con la insignificante protección policial que pueden obtener, para su seguridad, las mujeres del país, algunas de ellas están buscando su seguridad en por ellas mismas. Así, en una reciente marcha para llamar la atención sobre las agresiones sexuales, las mujeres mostraban cuchillos por encima de sus cabezas. La abogada, de 40 años, Abeer Haridi, declaraba para el corresponsal del NYT, "No te preocupes por mí, yo estoy armada", preguntada sobre la dimensión de la inseguridad de las mujeres. 

Algunos legisladores, de la Hermandad Musulmana, han criticado a los organizadores de las protestas que se suceden en Egipto, por no organizar manifestaciones separadas por género, como suelen hacer ellos. Para algunos islamistas conservadores, ahora en el poder político junto a la Hermandad, las culpables de esta ola de violencia son ellas mismas por su actitud y hablar como cualquier otra persona. 

"¿Ves esas mujeres hablando como otros, sin vergüenza, sin cortesía, sin miedo o sin feminidad?", una mujer así es "como un demonio", declaró un predicador televisivo, Ahmed Abdullah, conocido como el jeque Abu Islam,  preguntándose por qué alguien debería simpatizar con las mujeres desnudadas y violadas.
Colaboremos con la campaña "Stop a la violencia contra la mujer". Divulguemos la información.



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