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domingo, 7 de abril de 2013

Brasil, Río de Janeiro, una historia de amor que acabó en tragedia

Hace unos días les comentaba respecto a la violación multiple de una turista estadounidense en la ciudad de Río de Janeiro.
Hoy me gustaría contarles una historia, aunque no sea la línea habitual del blog. La que unió a la joven violada, de 21 años, su novio, un francés de 22 años y el sufrimiento, en aquella trágica noche.

Ambos estaban en la ciudad brasileña en un intercambio estudiantil fomentado por una universidad carioca desde el año pasado, y permanecerían en el mismo hasta julio de este año.
Los dos llegaron a la conocida mundialmente como "Cidade Maravilhosa" (Ciudad Maravillosa) para hacer un intercambio en el área de la administración de empresas.
Él con su tabla de surf bajo el brazo y ella con sus libros y su bikini, "adoraba tomar sol en las horas libres que tenía", dicen sus conocidos. Cada uno alquiló un pequeño apartamento en la Zona Sur de Río, muy cerca de donde embarcaron aquella noche, y dividían su tiempo entre las aulas y la playa de Copacabana, él para cabalgar las olas en su tabla de surf -su otro gran hobby es el fútbol y se declara fanático del jugador del F.B.C. Barcelona Andrés Iniesta-, ella, votante de Barack Obama, para broncear su blanca piel y para disfrutar, como posteó en una red social, "la puesta de sol en la playa de Arpoador" (playa limítrofe con las de Copacabana e Ipanema).
Se conocieron en el curso y se inició una amistad instantánea, que terminó en una intensa relación amorosa, durante la que compartían estudios y ocio.

Sin embargo, el viaje del terror de la madrugada del pasado 30 de marzo acabó con el sueño de ambos.
Los dos jóvenes aguardaban en una de las principales calles del barrio de Copacabana, la Avenida Nuestra Señora de Copacabana, un transporte que los trasladase a una zona de gran actividad nocturna en la ciudad carioca, los Arcos de Lapa.
Cuando un minibús (conocidas como "van" en Río) paró frente a ellos y les indicó su destino ambos subieron al mismo sin imaginar que ese era el inicio de una noche de terror.
En el minibús se encontraban otros pasajeros, que poco después fueron, tras robarles, obligados a desembarcar, permaneciendo exclusivamente en la "van" la pareja de turistas y sus secuestradores, tres jóvenes y un menor de edad.
Cuando el estudiante francés percibió lo que estaba sucediendo, y con el objetivo de protejer a su novia, intentó defenderla, siendo golpeado reiteradamente con una barra de hierro y esposado en uno de los asientos del minibús. Mientras, la joven era reiteradamente violada por los tres hombres y el menor.
"Por favor no hagan eso conmigo" rogó varias veces a sus agresores, hasta que le rompieron la nariz de un puñetazo, pero los mismos no dejaban de agredirla, al igual que a su compañero. Se detuvieron varias veces durante la noche para abastecer, con las tarjetas de crédito de ambos, y comprar cervezas y otras bebidas importadas. Gracias a una de esas paradas, donde fueron filmados por las cámaras del puesto, pudieron ser reconocidos.
El secuestro y la violencia continuaron durante 6 horas y sólo acabó cuando dejaron a la pareja a unos 60 kilómetros de Río de Janeiro, cerca de una de las tantas favelas que rodean las ciudades, a las 07:00 del domingo 31 de marzo.

Ella, tras pasar las correspondientes revisiones médicas, regresó el primero de abril a los Estados Unidos, donde está internada, todavía en estado de choque, mientras él permanecerá en Brasil hasta reconocer a todos los participantes de la agresión; ya están detenidos tres de ellos. Sólo entonces volverá a su país.
Él ha asegurado que no la abandonará en estos momentos y viajará en breve a los Estados Unidos a estar con ella; mientras, ambos intentan curarse de unas marcas que van más allá de la nariz rota de ella, o los golpes recibidos por él: la violencia sexual y el pánico de aquella noche.

En Brasil, conmocionada por este y otros casos que se han producido en la ciudad carioca de agresiones y asaltos a turistas, no se entiende que las víctimas locales de este grupo nunca hubieran presentado ninguna denuncia de las agresiones de que fueron objeto, pues al menos cinco mujeres han presentado quejas contra ellos tras ser identificados y detenidos.
La fiscal responsable del caso espera que sean condenados por todos los delitos a 60 años de cárcel, aunque la legislación brasileña no permite que se cumplan más de 30 años.
Desde que apareció este caso en la prensa, se ha tenido conocimiento de otros robos y asaltos a grupos de turistas, por bandas armadas, en la ciudad que albergará las próximas Olimpíadas.

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